"Los agricultores de esa zona casi no pueden cultivar por la sequía. Pero tienen animales, camellos, cabras y ovejas", señaló Celestino Achole Shikulu, campesino de la aldea de Piyenti, en Rumuruti, una localidad de Laikipia.
"Los habitantes de esa zona debían caminar muchos kilómetros para conseguir agua para el ganado hasta que llegó un agricultor británico que los ayudó a construir una gran presa para que los animales pudieran beber", relató Shikuku.
La obra se realizó cerca de un manantial estacional, que se termina de llenar con agua de lluvia, que es irregular.
"Las medidas de adaptación que registro pueden ser locales o aprendidas. Mis recomendaciones se concentrarán sobre la mejor forma de que puedan ser aprovechadas por las comunidades locales", explicó.
El título del estudio Ayeri es "Lecciones de los campesinos: adaptaciones agrícolas localizadas como elemento básico para adecuarse al cambio climático en el distrito de Laikipia". La especialista trabaja en el Centro de Capacitación e Investigación Integrada para el Desarrollo de Tierras Áridas y Semiáridas.
Es importante localizar nuevos métodos de adaptación, evaluarlos y luego probarlos antes de promover su uso entre los campesinos. Muchas veces se les presentan nuevas tecnologías que son insostenibles a largo plazo, apuntó Ayeri.
Judith Mwikali Musau es una campesina que introdujo con éxito el cultivo de injertos y frutas en su granja del este de Kenia.
"Desde pequeña vi a mis padres cultivar tipos particulares de frutas, granos y legumbres. Para mejorar la producción integré conocimientos indígenas con tecnologías apropiadas como los injertos y la permacultura", explicó
La permacultura es un sistema mediante el cual se crean asentamientos humanos sostenibles, ecológicamente sanos y económicamente viables, que se puedan autoabastecer sin explotar sus propios recursos ni contaminar el entorno y, además, sean sostenibles a largo plazo.
Musau tiene en sus tres hectáreas unos 500 injertos de mango, 800 de naranjos, 150 mandarinos y algunos de asimina. Todos plantados con otros cultivos como legumbres, entre las que prevalece el guandul y el caupí.
Pero no todos los campesinos pueden hacer lo mismo que Musau.
"Es muy difícil para los agricultores adaptarse a las nuevas tecnologías. Pueden parecer lucrativas al principio, pero la experiencia indica que la mayoría no se pueden sostener en el ámbito local", explicó Ayeri.
Antes de impulsar cualquier medida de adaptación al cambio climático es importante considerar algunas cuestiones clave, precisó.
"Primero tenemos que comprender la estrategia preferida por la comunidad local. Pero para ello tenemos que saber cómo perciben el cambio climático, cómo relacionan sus estrategias con el fenómeno y cómo lograr que sus métodos sean más efectivos, eficientes y sostenibles", remarcó Ayeri.
Es importante comprender qué motiva a los agricultores a elegir una medida de adaptación en particular y estudiar cuáles, y cuáles no, pueden servirles, añadió.
La Conferencia de las Naciones Unidas realizada en Nairobi en mayo de este año, que apuntó a ofrecer consejos para implementar el Convenio sobre la Diversidad Biológica, reconoció la importancia de recuperar el conocimiento indígena en la agricultura africana como medida de adaptación al cambio climático.
Especialistas prevén que el cambio climático afecte mucho a África y que la agricultura sea el sector más perjudicado, lo que afectará a millones de familias que viven de esa actividad.
Ayeri espera que su investigación sea útil a las autoridades encargadas de diseñar políticas agrícolas en Kenia y otros países.
El estudio de Ayeri forma parte de un programa patrocinado por Africanas en Desarrollo e Investigaciones Agrícolas, del Grupo Consultivo para la Investigación Agrícola Internacional.
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