Una mochila de 10 kilogramos de peso, poco dinero en el bolsillo y una pizca de inconsciencia fueron los ingredientes que llevaron a Ainhoa Pérez a poner un punto y aparte en su realidad de estudiante universitaria en Edimburgo y lanzarse a dar la vuelta al mundo en solitario. Su aventura arrancó en una agencia de viajes, acompañando a una amiga de clase. "Cuando salí también yo había pagado el depósito para un billete".
Con 27 años dedicó todo 2002 a recorrer India, Tailandia, Laos, Malasia, Australia y México. Aquello supuso un punto de inflexión en su vida y en su forma de entender el turismo. "En muchas ocasiones no sabemos ni dónde estamos, aunque cada vez hay más gente que quiere ser consciente de adónde viaja", apunta.
Recorrió un trozo de mundo sola y experimentó qué significa vivir únicamente con una mochila a la espalda. A la vuelta, "me di cuenta de que vivimos demasiado inmersos en valores materiales y que apenas existe comunicación entre la gente".
Tras una década de vida laboral en el turismo, a principios de este año decidió poner otro punto y aparte y creó Planeta Sostenible, una empresa de promoción y comercialización de servicios turísticos sostenibles y ecológicos. "La gente me decía que dejar un empleo fijo era una locura, pero quería cumplir mi sueño de apostar por un tipo de turismo en el que creo y aportar mi granito de arena", cuenta.
Así, con 35 años ha decidido volar sola, con ayuda de colaboradores puntuales y la mirada puesta, por el momento, en Centroamérica, "siete países de los que deberíamos aprender en España". Más que nada porque nuestro país aparece en los manuales de turismo como ejemplo de lo que no hay que hacer con los recursos naturales.
Planeta Sostenible hace de puente entre agencias de turismo españolas "que comparten la filosofía de promoción turística respetuosa con el entorno y comprometida con el empleo local", y operadores en los países de destino.
Ormiga Viajes, una agencia recién llegada a la oferta del ecoturismo, figura entre sus clientes. La web (www.planetasostenible.net) es la cara visible de alojamientos y programas de viaje y de ocio ofertados por el momento en Costa Rica, Guatemala, Nicaragua, Honduras, El Salvador, Ecuador y México.
Todos los alojamientos respetan una serie de criterios auditados por empresas de certificación sostenible, que van desde el uso de sistemas de electricidad subterráneos, que no interfieren con la vida silvestre del lugar, hasta la obligación de que el 75% de los empleados sean locales. De este modo, "los hoteles forman a la población local, que no suele tener suficiente formación", explica Ainhoa. La compañía es el escaparate de los mejores de la clase en sostenibilidad, "que no sólo significa criterios ecológicos, sino también sociales y económicos". Por ello, aún no ha localizado alojamientos en España ni en otros países de Europa, donde "no se puede hablar de sostenibilidad, se trata de una oferta más ecológica que social", añade.
El suyo no es un nicho de negocio para alternativos. "El concepto que se tiene del turismo ecológico en España es de mochilero", cuando la oferta turística va desde alojamientos modestos hasta suites de lujo. La diferencia reside en que "no se buscan las estrellas, sino garantías del menor impacto ambiental y social posible".
El objetivo de la empresa para este primer año de vida es apuntalar la marca, para más tarde extender su oferta a Egipto y a África. Después espera que empiecen a llegar los beneficios, aunque sabe que la suya es una apuesta a largo plazo.
La defensa de un turismo sostenible supone, sobre todo, poner coto a la actividad. En Perú, el Gobierno ha limitado el acceso de turistas a Machu Picchu porque su afluencia ha deteriorado parte de las ruinas. "En otros destinos, a veces hay más turistas que población local".
Fuente: cincodias.com
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