lunes, 25 de octubre de 2010

El PNUMA promueve en la cumbre de la biodiversidad el desarrollo sostenible de la bioenergía

Hasta cuatro documentos sobre el uso sostenible de la bioenergía, que se complementan y amplían con otros similares ya publicados por el Programa de la Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), presenta este organismo en la cumbre de biodiversidad que se celebra en Nagoya (Japón). En todos destaca el mismo mensaje: reducir al máximo los impactos sobre la biodiversidad, el agua y la seguridad alimentaria.

Los biocombustibles han hecho acto de presencia en la décima Conferencia de las Partes del Convenio sobre Diversidad Biológica que se celebra estos días en Nagoya (Japón). Han llegado de la mano del PNUMA y de cuatro documentos que complementan otros ya publicados por este organismo. Ninguno cuestiona de base el desarrollo de la bioenergía, pero sí abogan por otro modelo diferente al que impera en la actualidad, según la nota difundida por el PNUMA. “Es necesario –resumen– un enfoque sostenible que logre un equilibrio entre las reducciones de emisiones de gases de efecto invernadero y los impactos sobre la biodiversidad, el agua y la seguridad alimentaria”.
Achim Steiner, director ejecutivo del PNUMA y subsecretario general de las Naciones Unidas, afirma que "no hay duda de que tenemos que reducir nuestra dependencia de los combustibles fósiles y pasar a opciones más limpias y ambientalmente amigables, pero tenemos que asegurarnos de no estar creando más problemas de los que resolvemos”. Según el máximo mandatario del PNUMA, "la producción de biocombustibles conlleva riesgos y oportunidades; tenemos que examinar todos los riesgos para que podamos aprovechar plenamente las oportunidades, para la reducción de emisiones, para crear nuevos empleos verdes y para elevar el nivel de vida de algunas de las comunidades más pobres del mundo”. 
Satisfacer la demanda de bioenergía sin dañar los recursos hídricosEn el primero de los documentos, titulado Agua y bioenergía, se advierte de que la expansión de los cultivos energéticos crea una presión adicional sobre los recursos hídricos, que afecta potencialmente a la producción de alimentos y la oferta de agua, “especialmente en aquellas áreas que ya experimentan estrés hídrico”. También aquí se afirma que el mayor reto será determinar cómo satisfacer la demanda de bioenergía futura sin sobreexplotar o dañar los recursos hídricos. El PNUMA adelanta que el vínculo entre la producción de biocombustibles y la disponibilidad, uso y calidad del agua se analizará en un próximo informe, llamado Zoom al nexo ente la bioenergía y el agua.
Entre las medidas que propone el PNUMA está la de “hacer coincidir las materias primas para la bioenergía (cultivos, residuos y algas para producir combustibles) con los recursos hídricos disponibles a nivel local, favoreciendo a aquellos que requieren menos riego y el uso de agroquímicos, que a través de la escorrentía pueden contaminar los suministros de agua”.
Participación activa e informada de las comunidades localesOtro de los documentos distribuidos hoy mismo en Nagoya es ¿Ganancia o dolor? Los biocombustibles y las especies invasoras. El PNUMA sostiene que, si bien muchos de los biocarburantes disponibles actualmente son producidos a partir de cultivos alimentarios que se han cosechado durante siglos, algunas de las especies de plantas contempladas para producir biocombustibles avanzados son potencialmente invasoras. El documento pone de relieve la necesidad de investigar más e intercambiar información sobre estas plantas.
En el tercer documento (Más allá de la conversación: Involucrar a los actores interesados en el desarrollo de la bioenergía), el PNUMA examina la relación entre la biodiversidad y el sustento de vida de las comunidades en todo el mundo. “Sus habitantes –se afirma– requieren estar involucrados adecuadamente e informados para asegurarse de que estas prácticas no son perjudiciales para ellos o para la biodiversidad local”. Por último, el documento Uso de la tierra, cambio de uso de la tierra y la bioenergía, se basa en la estimación del PNUMA de que la bioenergía podría abarcar hasta el 36% de las tierras cultivables para el año 2030. “El reto –concluyen– es crear procesos y metodologías que permitan designar las áreas que sean sostenibles y no sostenibles para el desarrollo de la bioenergía”.

LO MAS LEIDO