Dar con el microorganismo que descomponga de forma eficiente la lignocelulosa en azúcares que fermenten y produzcan etanol. Este es el quid de la cuestión de los biocarburantes de segunda generación, en cuya solución trabajan muchos investigadores de todo el mundo. El proyecto Disco de la Unión Europea va en esa línea, con el aprovechamiento de residuos agrícolas y de papeleras.
Disco es el acrónimo de Descubrimiento dirigido de celulasas y hemicelulasas novedosas y su mecanismo de reacción para la hidrolisis de biomasa lignocelulósica. El proyecto, financiado con fondos del Séptimo Programa Marco de la UE (3 millones de euros) en su modalidad de Alimentos, agricultura y pesca, y biotecnología, está coordinado por el Centro de Investigación Técnica de Finlandia (VTT), y desde que iniciara su andadura en 2008 se dedica a buscar microorganismos capaces de degradar material lignocelulósico, informan desde la agencia oficial europea Cordis.
Los socios de Disco trabajan en la producción de bioetanol a partir de diversas fuentes, entre ellas salvado desechado en la molienda del trigo, paja del mismo cereal y virutas de pícea de la industria papelera. El consorcio, que incluye a especialistas de centros de investigación, universidades y empresas, reúne enzimas nuevas que podrían facilitar el proceso de producción. Sus investigadores aspiran a desarrollar herramientas enzimáticas celulósicas y hemicelulósicas más eficientes y baratas que mejoren la hidrolisis de biomasa lignocelulósica en condiciones de sacarificación y fermentación para la producción de bioetanol. En definitiva, el equipo determinará qué microorganismos son capaces de descomponer el resistente material lignocelulósico.
La solución la podemos estar pisando ahora mismo“La solución podría encontrarse en el suelo, en algún microorganismo que ni se ha descrito ni se conoce aún”. Así se expresa la coordinadora del estudio, la doctora Kristiina Kruus, del VTT, quien añade que “buscamos en la naturaleza recursos que permitan generar de forma eficiente la próxima generación de biocarburanrtes derivados de fuentes renovables, en nuestro caso los abundantes materiales de desecho de la agricultura y determinados sectores industriales”. Según la nota de prensa de Cordis, este proyecto de cuatro años de duración proporcionará un “cóctel de enzimas” capaces de descomponer la compleja lignocelulosa para su uso en la producción de bioetanol.
Los socios de Disco emplean varias bibliotecas de microorganismos, entre ellas está la de la sede de uno de los socios, la Universidad de Tecnología y Economía de Budapest (Hungría), que contiene más de 4.000 microorganismos recopilados de diversas fuentes. Estas bibliotecas facilitan al equipo la tarea de hallar candidatos aptos cuyas enzimas descompongan la lignocelulosa. En los laboratorios de algunos de los socios ya se trabaja en la caracterización de varios de estos organismos. Los socios de Disco proceden de Estonia, Finlandia, Hungría, Países Bajos, Rusia, Suecia y Reino Unido.
Fuente:ww.energias-renovables.com
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