El pequeño Mahmud Wael, un egipcio de once años y aspecto frágil, se ha convertido en técnico de Microsoft gracias a su capacidad para resolver complejos cálculos en cuestión de segundos y moverse sin problemas por las redes informáticas.
"Mi padre descubrió mi habilidad a los tres años, cuando resolví una multiplicación de mi hermana" , cuenta Wael, un niño tímido que responde sentado en un sofá del humilde apartamento en el que vive con su familia.
Tras ese hallazgo, un examen determinó que su coeficiente intelectual es de 155, una puntuación "muy alta" que, según Wael, lo convierte "en el chico más inteligente del mundo" .
Wael, bautizado por sus vecinos como "abqarino" (genio, en árabe) , se matriculó a los 9 años en la prestigiosa Universidad Americana de la capital egipcia y actualmente asiste a un grado de informática en la de El Cairo.
Para su padre, Wael Mahmud, que deja caer orgulloso sobre la mesa una abultada carpeta llena de recortes de periódicos sobre su hijo, el pequeño es "un niño, un ingeniero informático y un regalo de Alá" .
La habilidad de este menor para la informática no ha pasado desapercibida para el gigante estadounidense Microsoft, que le regaló hace seis años su primer portátil y acaba de nombrarle experto tecnológico.
"Ahora ya soy un profesional en redes informáticas, por lo que ya podría trabajar" , afirma Wael, un apasionado del ordenador porque "gracias a este invento, se puede llegar a cualquier parte del mundo" .
Todo, dice, está al alcance de su pantalla: "Si quiero saber algo tengo Google y Wikipedia, y si lo que deseo es conocer a alguien en el otro extremo del planeta está Facebook" .
"Quizás termine trabajando para Microsoft" , pronostica Wael que, aunque habla con fluidez árabe e inglés y estudia francés, está más interesado "en conocer los lenguajes informáticos" .
En el populoso barrio cairota en el que la familia de Wael ha vivido siempre, los niños de su edad juegan en la calle mientras los adultos toman té o fuman "shisha" (pipa de agua) .
Pero Wael no tiene tiempo de salir con sus amigos, porque su jornada empieza temprano, a las seis y media, y la mañana y la tarde las ocupa en las aulas de un colegio internacional y la universidad.
"Los chicos de mi edad están orgullosos de tener a un amigo como yo en el barrio, pero otros piden que nadie juegue conmigo" , cuenta Wael, que en las vacaciones se dedica "sólo a jugar, jugar y jugar" .
"A veces me siento como un adulto porque me levanto muy temprano y voy a la escuela y a la universidad, pero en casa mis padres me tratan como a un niño" , agrega.
Interesado por la programación informática, Wael asegura haber perdido destreza con las operaciones matemáticas, pero ante la invitación a calcular el resultado de 40 por 78, hace un pausa y pide, con semblante serio, "un minuto, por favor" .
"Moody" , como le llaman en casa, solo necesita diez segundos para dar con la respuesta correcta (3 mil 120) y, luego, explica que su verdadero sueño es seguir los pasos del egipcio Ahmed Zewail, premio Nobel de Química en 1999, y ser "científico especializado en informática" .
"Antes de cumplir los 20 años me iré a vivir fuera de Egipto, estudiaré allí y luego volveré e intentaré inventar algo aquí" , indica Wael, que se considera un "buen musulmán" .
Según el pequeño, el profeta Mahoma le concedió la inteligencia que tiene y él se lo agradece cuando asiste a la mezquita que hay junto a su casa.
"Mi coeficiente es una de las muchas razones por las que amo a Dios" , subraya quien se ha marcado como reto "memorizar todo el Corán" .
Los ojos de Wael, medio ocultos bajo unas gafas de pasta roja, se encienden cuando habla de otra de sus pasiones, el fútbol: "Me gusta practicarlo con mis amigos en el barrio o en la escuela y soy fan del Al Ahly" , campeón de la pasada liga egipcia.
Después del equipo cairota, Wael reconoce que su favorito es el FC Barcelona, porque "tiene grandes jugadores como Messi" y, entre las selecciones nacionales, opta por España y Brasil.
"Conozco a Iniesta. Marcó el gol en la final del Mundial contra Holanda" , concluye
Fuente: El Universal.mx
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