La sobreexplotación del arbusto, que fue utilizado en los siglos XVIII y XIX como pasto para los animales domésticos traídos a la isla por los europeos, llevó a su desaparición en la década de los 60 del siglo XX, explicó a Efe el jefe del departamento de Genética Molecular y Microbiología de la Universidad Católica, Patricio Arce.
En 1978 la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) lo incluyó en su Lista Roja de especies amenazadas en categoría extinta en medio natural.
Desde entonces ha habido varios intentos de reintroducir el arbusto en su lugar de origen, todos ellos fallidos debido a que se trata de una especie muy delicada que necesita de condiciones muy particulares para crecer.
En 1995 se llevaron 150 árboles a la isla, pero ninguno logró sobrevivir y hoy, según Arce, sólo existen unos 7 u 8 ejemplares, que se conservan en jardines botánicos de Alemania, Inglaterra o Chile.
Estos Toromiros provienen de las semillas del único árbol que sobrevivió en la isla y cuyos restos se encuentran actualmente en el Museo Nacional de Historia Natural de Santiago.
Ante la inminente amenaza de la desaparición total de la especie, un grupo de científicos del Núcleo Milenio en Genómica Funcional de Plantas de la facultad de Ciencias Biológicas de la Universidad Católica de Chile, en colaboración con la Forestal Mininco, emprendió hace un año un proyecto para reinsertar el árbol en Isla de Pascua.
Según Arce, que participa en el proyecto, el objetivo es generar unos 6.000 ejemplares, que serían donados a la isla.
Para ello, los científicos clonaron in vitro ejemplares del Toromiro que actualmente se conservan en los jardines botánicos de la ciudad costera chilena de Viña del Mar y de la ciudad alemana de Múnich, introduciendo pequeños trozos de tallos o bulbos en tubos de ensayo con nutrientes y hormonas para replicarlos.
Ya cuentan con más de 700 ejemplares, de los que se espera sacar semillas a medida que crezcan para seguir reproduciéndolos hasta conseguir 6.000, tras lo cual se empezaría con la repoblación en la isla.
Según el científico, esta fase es compleja porque, para crecer, las raíces del Toromiro necesitan interactuar con otros organismos, particularmente con hongos, que les permitan absorber los nutrientes del suelo volcánico de la isla.
"Estamos incorporando estos hongos a las raíces de los ejemplares para que cuando los llevemos a la isla puedan estar en las mejores condiciones", indicó Arce, que explicó que el hongo casi ya no existe.
Aunque el reto es grande, Arce se muestra optimista y espera que a finales de 2011 los Toromiros vuelvan a formar parte del paisaje de Isla de Pascua, que se crucen de forma natural y que la especie, ahora extinta, se propague de forma masiva. EFE
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