Debido a que la pérdida de las cosechas puede afectar negativamente a la producción de alimentos, y por lo tanto a la seguridad alimentaria y los medios de subsistencia, la FAO trabaja ahora en estrecha colaboración con las autoridades de Haití y los organismos de la ONU que se ocupan de la salud y el saneamiento para dar a los campesinos la información correcta sobre las medidas que deben tomar trabajando en los campos. La FAO y sus socios del Grupo de Agricultura también están apoyando la evaluación del impacto del cólera en la seguridad alimentaria y los medios de subsistencia rurales, liderada por la Coordination Nationale de la Sécurité Alimentaire (CNSA).
Según Etienne Peterschmitt, Coordinador superior de la FAO para la emergencia y rehabilitación en Haití, es muy importante que las medidas para combatir la transmisión de la enfermedad estén orientadas de forma específica a las comunidades agrícolas, y de forma especial a los trabajadores agrícolas. Una rápida evaluación de la FAO indicó que las emisoras de radio que transmiten mensajes de sensibilización no llegan a algunas zonas remotas. Por lo tanto es necesario que estos mensajes dirigidos a comunidades rurales de bajos ingresos se realicen en persona a través de formación práctica y divulgación.
Sin una oportuna respuesta al daño provocado a la agricultura de Haití por las inundaciones y el cólera, la seguridad alimentaria podría desplomarse, agravando las consecuencias del terremoto del pasado enero entre la población rural pobre.
Los efectos del brote de cólera han sido aumentados por las inundaciones de noviembre, provocadas por el huracán Tomas, que dañó las infraestructuras agrícolas, afectando a 78 000 hectáreas de cultivos e incrementando la propagación de la enfermedad, con el resultado de una crisis sanitaria que afecta a más de 50 000 familias rurales.
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