Es necesaria más financiación para la adaptación al cambio climático y la atenuación de sus efectos en la agricultura del mundo en desarrollo
Sin embargo, si bien hay muchos ejemplos de cómo el sector agrícola puede adquirir una mayor resiliencia ante el cambio climático y reducir sus propias emisiones considerables de carbono (según se explica aquí con detalle), faltan mecanismos para financiar esas actividades.
"La financiación disponible, tanto la que hay como la prevista, es sustancialmente insuficiente para que el sector agrícola afronte los retos del cambio climático y la seguridad alimentaria", afirma Peter Holmgren, Director de la División de Medio Ambiente, Cambio Climático y Bioenergía, de la FAO.
Este es uno de los principales mensajes que la FAO destaca en la reunión anual de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, que se lleva a cabo en Cancún, México (del 29 de noviembre al 10 de diciembre).
Enormes lagunas de financiación
Aun sin tener en cuenta los recursos adicionales que serán necesarios para preparar la agricultura para el cambio climático, los recursos para el desarrollo agrícola están llegando al punto más bajo de su historia.
El gasto del gobierno en agricultura en los países en desarrollo también es bajo, en las economías basadas en la agricultura representa apenas un 4% del PIB agrícola, no obstante que la agricultura representa el 29% del total de su PIB.
El Banco Mundial ha estimado los costos anuales de la adaptación al cambio climático en la agricultura en el mundo en desarrollo entre 2 500 y 2 600 millones de USD al año, entre 2010 y 2050, mientras que la CMNUCC prevé que la inversión adicional y las corrientes financieras necesarias en los países en desarrollo para efectos de atenuación en el sector agrícola ascenderán a 14 000 millones de USD al año para 2030.
¿Una vía rápida hacia dónde?
En la reunión de la COP del año pasado, celebrada en Copenhague, los países desarrollados se comprometieron, a través de un acuerdo no vinculante, a aportar 30 000 millones de USD de financiación para un "inicio acelerado", que se repartirían entre actividades para ayudar al mundo a afrontar los efectos del cambio climático y actividades para reducir las emisiones de carbono en todos los sectores. Hasta la fecha, se han anunciado alrededor de 28 000 millones de USD, se han depositado unos 2 000 millones de USD en fondos especiales para el clima y se han desembolsado efectivamente unos 700 millones de USD.
Si bien se han establecido diversos mecanismos para movilizar recursos con el fin de atenuar los efectos del cambio climático (reducir las emisiones) y para adaptación (afrontar los efectos negativos), en su mayor parte excluyen la agricultura.
El mecanismo para un desarrollo limpio (MDL), creado a través del Protocolo de Kyoto, permite a los países desarrollados compensar sus emisiones de carbono invirtiendo en proyectos de energía, eficacia energética y alternancia de combustibles en países en desarrollo.
Sin embargo, los proyectos que fijan carbono en el suelo no pueden obtener apoyo del MDL, y la fijación de carbono en el suelo representa el 89% del potencial agrícola de atenuación.
Hacen falta innovación y apalancamiento
"Para que la agricultura alimente a 9 000 millones de personas en el año 2050 y realice su potencial de fijar enormes volúmenes de carbono atmosférico, harán falta niveles más altos de financiación y enfoques más innovadores", indica Holmgren.
Las posibilidades son: un porcentaje del PIB de los países desarrollados, impuestos a las emisiones del transporte internacional o a las transacciones financieras, impuestos al carbono, emisión de bonos, subasta de cuotas, planes de comercio de emisiones y un posible mercado mundial de carbono.
Si se estableciera ese mercado, una fuente importante de apoyo posible para adaptación al cambio climático en la agricultura del mundo en desarrollo será la atenuación de los efectos del cambio climático en la misma. Según el Grupo internacional de expertos sobre el cambio climático (IPCC), la venta de contrapartidas de las emisiones de carbono en la agricultura en países que no forman parte de la OCDE puede generar hasta 30 000 millones de USD al año, que se podrían destinar para obtener financiación adicional a una escala considerable.
La reducción de emisiones debidas a la deforestación y la degradación de bosques en los países en desarrollo (REDD) se ha propuesto entre los futuros mecanismos de financiación y se prevé que las corrientes de financiación de la REDD para la reducción de emisiones de gases de efecto de invernadero podría llegar a 30 000 millones de USD al año. La FAO está ayudando a los países a preparar sus estrategias de REDD a través del Programa de colaboración de las Naciones Unidas sobre REDD en los países en desarrollo: UN-REDD.
Es evidente que los recursos públicos no serán suficientes por sí solos, y que tendrán que apalancarse o combinarse con otras fuentes de financiación. La FAO facilitó una alianza entre los sectores público y privado en las montañas tibetanas de Hiana, que tiene el objetivo de generar aumentos de la productividad pecuaria y la eliminación de gases de invernadero mediante el restablecimiento de las praderas. Se utiliza financiación de carbono para compensar a los agricultores por la pérdida temporal de ingresos que se produce cuando quitan tierras de la producción o reducen el tamaño de sus rebaños.
Los países en desarrollo deberán establecer políticas nacionales que alienten la inversión privada en atenuación y adaptación, y los gobiernos de los países con déficit de alimentos deberán incrementar la parte de la agricultura de sus presupuestos nacionales, de el nivel de hoy por lo menos un 10%, según indica la FAO.
Un agricultura inteligente frente al clima
El 3 de diciembre la FAO organiza en Cancún una conferencia para destacar ejemplos de "agricultura inteligente" -sistemas agrícolas que han reducido con éxito su vulnerabilidad o han reducido sus emisiones de carbono- de todo el mundo.
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