En primer lugar creo que lo mejor que podemos hacer es distinguir entre dos clases diferentes de "viajes en el tiempo": Viajar al futuro y viajar al pasado. Si hablamos de viajar al futuro, y con las leyes de la Relatividad de nuestro amigo Einstein en la mano, tenemos que decir que el viaje es posible. No hay ninguna ley de la física que lo prohíba, "tan sólo" sería necesario conseguir alcanzar velocidades cercanas a la luz.
Según Einstein al acercarnos a la velocidad de la luz, el tiempo se ralentiza, por tanto, si pudiéramos viajar muy rápido, el tiempo relativo para nosotros transcurriría cada vez más lento. Es algo parecido a lo que ocurre en la película "El planeta de los Simios".
Evidentemente, este planteamiento nos da como contrapartida un gran problema. También según la relatividad, la masa de un objeto se incrementa con la velocidad hasta llegar a niveles gigantescos, por lo que necesitaríamos cada vez más energía para moverlo.
Aun así, y aunque os parezca increíble, ya estamos viajando en el tiempo hacia el futuro. Una demostración palpable son los astronautas de la Estación Espacial Internacional. Allí arriba y viajando a una velocidad de unos 27.000 km/h, los astronautas están viajando y ganando tiempo respecto a la Tierra... nanosegundos, pero tiempo, al fin y al cabo :)
Viajar al pasado es diferente.
Como nos explica Sergio Palacios, profesor de Física en la Universidad de Oviedo, en un artículo publicado esta semana, se presentan múltiples problemas físicos para estos supuestos viajes al pasado, y parafraseando la célebre paradoja de Fermi para las civilizaciones extraterrestres... si existen viajeros en el tiempo, ¿por qué no hemos visto ninguno todavía?
De las múltiples razones que Sergio ofrece vamos a comenzar por decir que según la física que podría permitir esos viajes en el tiempo (lo que comprendería utilizar agujeros de gusano, tubos de Krasnikov o cuerdas cósmicas), en ningún caso parece ser posible viajar a un tiempo anterior a la creación de la propia máquina del tiempo.
Explicándolo de una manera sencilla. Aunque en algún momento tuviéramos los conocimientos físicos y tecnológicos necesarios para construir una máquina del tiempo, tan sólo seríamos capaces de viajar al pasado hasta el momento en el que la hubiéramos construido, nunca más atrás... Por tanto, y como aún no hemos construido esa hipotética máquina del tiempo, no nos hemos encontrado con ningún viajero del tiempo.
Entre las muchas paradojas y problemas que se nos presentan al intentar viajar al pasado, es que para realizarlo necesitaríamos encontrar unos fenómenos naturales que, por ahora, tan sólo se han descrito en teoría: agujeros de gusano.
Unos agujeros que conectarían el espacio-tiempo, pero que plantean muchos problemas: quizá tienen una vida muy breve, puede que sean extraordinariamente pequeños, o simplemente que no podamos observarlos ni encontrarlos jamás.
El tema es apasionante, y para quien quiera ampliarlo le recomiendo echarle un vistazo al Podcast que le dediqué hace un tiempo a los "Viajes en el tiempo", o que lea con tranquilidad el artículo de Sergio Palacios: 10 razones por las que no vemos viajeros en el tiempo.
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