jueves, 20 de enero de 2011

El ´fin del mundo´ magnético

El geólogo Antonio Casas explica la poca relevancia del rápido desplazamiento del polo norte magnético frente a alguna teoría ´apocalíptica´.


El polo norte magnético de La Tierra se está desplazando a grandes velocidades (relativas) en los últimos cinco años. Acostumbrados a cambios geológicos imperceptibles para el ser humano, que se desarrollan a lo largo de millones de años puede parecer peligrosamente rápido. Y teniendo en cuenta los desastres que originan algunas perturbaciones de esta clase según Hollywood, suena peligroso. Pero en realidad no hay parta tanto. Vamos, que no cunda el pánico.

Así lo explica el profesor Antonio Casas, del departamento de Ciencias de La Tierra. "Es verdad que en los últimos cinco años se está moviendo más deprisa de lo habitual, pero en realidad siempre se mueve, es lo que se llama variación secular", explica el científico. De hecho, estos cambios pueden observarse en webs como http://www.ngdc.noaa.gov/geomag/GeomagneticPoles.shtml.

El desplazamiento del polo norte magnético, que actualmente se sitúa en Canadá, estará en 50 años en Siberia, según las previsiones de algunos científicos, previsiones que según Casas son falsas. "El desplazamiento no sigue ninguna regla conocida, se han establecido algunos modelos basados en la media de movimiento de los últimos años, pero la realidad es que luego estas medias no se cumplen", detalla el geólogo.

Así que lo que ha aparecido como gran noticia geológica --que ya es raro, si no es una catástrofe-- no es tal; pero nunca está de más repasar algunos fundamentos y curiosidades respecto al magnetismo terrestre. Por ejemplo, qué lo origina. El núcleo terrestre está formado de materia sólida, pero a esa esfera de roca la rodea una capa líquida de magma que contiene partículas cargadas magnéticamente. El movimiento de estas partículas es lo que origina el campo magnético. De ahí que los modelos de predicción se basen en esquemas de hidrodinámica --desplazamiento de líquidos--, pero el movimiento es tan complejo (desde luego no se suele observar directamente) que estos modelos no resultan excesivamente útiles.

Un hecho curioso es que los polos en realidad están invertidos. Es decir, lo que nosotros consideramos el polo norte magnético, por estar en el norte geográfico, es en realidad el polo sur del supuesto imán que es el planeta. Se sabe porque las líneas magnéticas entran por el polo sur y salen por el norte --aquellos dibujos en forma de embudo doble en un imán, del colegio--. "De hecho, los chinos, que inventaron la brújula, se orientaban según el polo sur", apostilla casas.

Si se piensa un poco, puede parecer extraño que si el polo norte magnético cambia, las brújulas sigan teniendo utilidad --GPS aparte--, ya que cada vez señalarían a un lugar geográfico distinto, que es su objetivo. Sin embargo, esto del traslado se sabe desde antiguo, y se tiene en cuenta la declinación --el ángulo entre el polo norte magnético y el polo norte geográfico-- a la hora de las mediciones. Otra de las curiosidades en torno al magnetismo del planeta es que se invierte cada millón de años, más o menos. Es decir, el polo norte pasa a ser el sur, y viceversa. Esto se sabe por los estudios de paleomagnetismo, basados en la orientación de metales en los estratos de la tierra.

Lo inquietante es que, en medio de este campo, hay un periodo de unos 10.000 años en que la tierra pierde su magnetismo. Y esto es importante, ya que el campo magnético, además de servir de base a aparatos y de orientación a los animales (que desarrollan magnetita en su organismo), provoca los llamados Cinturones de Van Allen que nos protegen de la radiación solar. De ahí que se haya teorizado que estos periodos de planeta desmagnetizado podrían coincidir con periodos de grandes extinciones. "Es una teoría que ahora, con esto del desplazamiento rápido como señal, algunos neorreligiosos han querido resucitar", explica Casas. Pero añade que "en la historia de la humanidad ha habido dos de estos periodos, y aquí estamos". Así que de apocalipsis, poco...


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