Desde que la medicina le declaró la guerra a las bacterias, con el descubrimiento de la penicilina, las dos han estado luchando constantemente para conseguir alguna ventaja.
Y es que, con el tiempo, las bacterias se vuelven resistentes a ciertos antibióticos.
Entonces los científicos desarrollan nuevas medicinas, las bacterias desarrollan nuevas resistencias, y así sucesivamente.
Pero algunos científicos creen que la genética puede convertirse en un arma decisiva en esta batalla, con los doctores analizando los genomas de la bacterias a la hora de tratar ciertas enfermedades.
Y esta semana, un equipo del instituto Wellcome Trust Sanger publicaron un estudio en la revista Science, que según ellos ofrece el primer retrato genético de la guerra evolutiva entre la medicina y las bacterias.
El estudio demuestra que la genética bacteriana puede ser complicada.
En el caso de los humanos, por ejemplo, el ADN de una persona pasa a sus hijos, quienes a su vez se lo heredan sus hijos y así por todo el árbol genealógico.
Las bacterias, sin embargo, son mucho más juguetonas.
Cada vez que se dividen en dos, le heredan su ADN a sus descendientes. Pero también intercambian ADN con otras bacterias, cambiando así su código genético.
"Es como si uno entrara a comprar algo a una tienda y cambiara el color de los ojos con alguien a la hora de pagar", explicó el corresponsal de temas de salud de la BBC James Gallagher.
Del laboratorio al hospital
El estudio pudo desentrañar la diferencias entre dos formas de transmitir el ADN de la bacteria Streptococcus pneumoniae y dibujar su árbol genealógico.
Y los investigadores también pudieron averiguar cómo respondían estas bacterias a los diferentes antibióticos, cómo se volvían resistentes y cómo esa resistencia se extendía por todo el planeta.
Fue la primera vez que se estudió un genoma completo para medir la respuesta genética a la medicina.
La facilidad con la que los investigadores pueden obtener ahora genomas completos de patógenos bacterianos permite buscar respuestas a preguntas que antes era imposible o muy difícil pensar en responder.
Mark Enright y Brian Spratt
Y aunque otros estudios han llegado a conclusiones similares, una reseña publicada en el mismo número de Science afirma que "creer que ya sabíamos todo esto es no darse cuenta de la importancia de este estudio, el que logró, con un único experimento, proporcionar más información que la que se había conseguido en 15 años de investigaciones".
Estudiar un genoma complete también se está volviendo cada vez más barato y el Dr. Stephen Bentley, del Instituto Sanger, cree que eso puede cambiar la forma en la que se tratan las enfermedades.
"En principio, cada vez que alguien se enferme podríamos aislar el genoma de la infección bacterial, determinar si es resistente, cómo se comporta en los humanos y vincularla a una base de datos para monitorear el comportamiento de un brote", le dijo a la BBC.
Y, en la revista Science, los profesores Mark Enright y Brian Spratt, quienes reseñaron el estudio, afirman: "La facilidad con la que los investigadores pueden obtener ahora genomas completos de patógenos bacterianos permite buscar respuestas a preguntas que antes era imposible o muy difícil pensar en responder".
"Una de esas preguntas es cómo es que los patógenos bacterianos especialmente virulentos o resistentes a los antibióticos se propagan dentro de los hospitales o clínicas de una región".
Y, para el Dr. Bentley, la genética se volverá una parte normal de las prácticas hospitalarias en cinco o 10 años".
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