Hoy caminaremos despacio por Madero. No hay que ir de compras ni correr al concierto gratuito del Zócalo.
La cita es a las 12 de la tarde. Juan, guía y arqueólogo, nos lleva al Templo de La Profesa para conocer su Pinacoteca.
"La colección de arte virreinal que tiene es muy antigua. Su pieza más importante es el retablo a San Felipe Neri, de Manuel Tolsá".
El emparedado
La segunda parada es en la esquina de Motolinía, nombre que se le da en reconocimiento
del evangelizador. Aquí, Juan nos cuenta la leyenda de El emparedado:
"Era 1900. En el número 12 vivía la prometida de un tal Pedro, quien tenía un hermano seminarista, Cristóbal. Éste al ver a su cuñada se enamoró a primera vista y la cortejó durante varias noches.
Un día, Pedro al querer darle una sorpresa a su novia, la sorprendió junto a Cristóbal y ambos hermanos pelearon hasta que Cristóbal mató a Pedro. Entonces los amantes, decidieron emparedarlo.
Con el paso de los años, unos albañiles encontraron los restos de Pedro y el alma en pena se les apareció. Les dijo que si lo ayudaban, les daría un cofre de oro. Los hombres lo llevaron a la casa de su hermano y Pedro, de un susto, mató a los dos enamorados".
Por celos
Ahora vamos a la calle de Bolívar, nombre del libertador boliviano que vivió en México hasta que fue expulsado por la Corona española. "Observen esta esquina, la otrora Casa Borda", Juan señala hacia los balcones, donde está un barandal de estilo neoclásico que
corre a lo largo de la casa. "Dice la leyenda que José de la Borda, el minero más acaudalado de la época, vivió aquí con su esposa.
Pero era muy celoso y no dejaba que ella saliera a la calle. Entonces le hizo un barandal para que se paseara".
Llegamos hasta el Palacio de Iturbide, hoy sede del Fomento Cultural Banamex. Fue un
regalo de bodas para la hija de los Condes de San Mateo Valparaíso, pero al consumarse la Independencia se le regaló al emperador Iturbide.
El edificio fue obra del arquitecto Francisco Guerrero y Torres. Vale la pena regresar y visitar su colección de pinturas de Rivera y Orozco , entre otros. Abre de 10 a 19 horas,
todos los días.
Seguimos hacia la esquina de Gante y Madero. Aquí está una estatua dedicada a Fray Pedro de Gante. "Se erigió por ser el único evangelizador que aprendió lenguas indígenas y creó el Colegio de Artes y Oficios para ellos", dice Juan, tras preguntarnos si podemos imaginar que toda esta calle, hasta el Eje Central, era parte del Convento de San Francisco.
"Lo increíble es que hoy sólo se conserva una de sus seis capillas. Vamos para que la conozcan".
Caminamos sobre Madero, justo frente a la Casa de los Azulejos. "Aquí es. El Convento de San Francisco desapareció durante la promulgación de las Leyes de Reforma. Dicen que en el terreno del convento antes estaba el zoológico de Moctezuma, donde conservaba especies de animales exóticos.
Damos media vuelta y estamos frente a la Casa de los Condes de Orizaba, cubierta por azulejos de talavera. Durante el porfiriato fue el Jockey Club, el punto de reunión de la élite para jugar cartas.
"Me gusta terminar el recorrido con esta leyenda", dice Juan. "El Conde de Orizaba regañaba a su hijo por despilfarrador. Un día le dijo: Nunca llegarás lejos, ni harás casa de azulejos. El muchacho entendió el mensaje y, para demostrar que había cambiado, hizo la Casa de los Azulejos".
Al final, Juan nos recomienda ir a la Casa del Pavo, en Motolinía: "Desde hace 100 años hacen las mejores tortas de México". Abre de 9 a 21 horas.
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