sábado, 26 de febrero de 2011
Dulce vanidad
La miel es un alimento natural que contiene propiedades benéficas para el organismo en cualquier etapa del crecimiento. Es utilizada principalmente como endulzante natural debido a que sus propiedades son más saludables que las de la sacarosa o azúcar común. Así mismo ayuda en los procesos naturales de cicatrización y previene infecciones en heridas o quemaduras superficiales. Además, es usada en tratamientos estéticos como componente de cremas, mascarillas, tónicos y remedios caseros por sus cualidades astringentes y suavizantes.
Para la salud
Metabolismo: La mayoría de los organismos toleran la ingesta de esta sustancia por encima de la sacarosa o azúcar común, por eso es recomendada en pacientes con alteraciones metabólicas. Claro, su consumo debe ser supervisado en personas que padecen diabetes o hipoglicemia.
Estómago: La miel es asimilada rápidamente, por tanto es utilizada en el tratamiento de úlceras. Además se recomienda tomar una cucharada en ayunas para contrarrestar los dolores asociados a la indigestión.
Garganta: Cuando se presentan síntomas asociados a la gripa, la laringitis o la faringitis, el consumo de miel ayuda a desinflamar y desinfectar. Además, es un excelente expectorante.
Sistema nervioso: Se puede utilizar para conciliar el sueño debido a sus propiedades sedantes. La forma más práctica es mezclar una cucharada de miel en un vaso de leche tibia antes de dormir.
Músculos: La miel tiene más de 300 calorías por cada 100 gramos, lo que la convierte en un alimento energético. Es recomendada para los deportistas, pues ayuda al alto rendimiento y evita la fatiga de los músculos.
Para la piel
Es usada en productos y tratamientos estéticos para combatir las estrías, las arrugas, la celulitis y el acné (debido a que sus nutrientes ayudan a la regeneración de las células). Además, alimenta los tejidos epiteliales y activa la circulación superficial, lo que ayuda a combatir la falta de hidratación. A continuación algunos sencillos usos caseros:
Para las arrugas: Mezcle en un frasco tres cucharadas de aceite de almendra dulce y cinco de miel, revuelva hasta lograr una mezcla homogénea, aplique durante 30 minutos y lave con agua tibia.
Para la resequedad: Ponga en un frasco 150 ml de leche y dos cucharadas de miel, mezcle hasta lograr una pasta, déjela reposar una hora y aplíquela en la zona hasta que se absorba.
Para la piel áspera de las manos: Mezcle una cucharada de glicerina, una cucharada de miel y el zumo de dos limones maduros, déjela reposar unos minutos y aplique.
Fuente: ( el tiempo )
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