Durante la semana que concluye se efectuó en Nueva Delhi, India, una cumbre sobre desarrollo sostenible, en la que el presidente dominicano, Leonel Fernández, expresó su interés de implementar en el país una economía verde.
En ese cónclave, organizado por el Instituto de Energía y Recursos de India (TERI), el mandatario expresó que el crecimiento verde es el camino al futuro, al tiempo que exhortó a los países a asumir su responsabilidad para revertir los efectos del cambio climático sobre el mundo.
Desde 2001, en Nueva Delhi se realizan reuniones anuales sobre desarrollo sostenible, encuentros que se constituyen en foros globales para abordar el tema, con énfasis en los problemas relacionados con el mundo en vías de desarrollo.
El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) estima que la economía verde genera en el mundo 2.3 millones de empleos en las energías renovables, y se proyecta que éstos aumentarán a 20 millones en 2030. Tan solo en China, ese sector emplea un millón de personas y un rendimiento de USD17 mil millones al año.
En Brasil trabaja más de medio millón de personas en actividades de reciclaje; en Costa Rica, la industria turística genera casi el 15 por ciento de empleos y USD2,200 millones al año, y la agricultura orgánica ocupa 30% más empleos por hectárea que la convencional.
¿Pero, qué es una economía verde?
La directora de la Oficina Regional para América Latina y el Caribe del PNUMA, Margarita Astrálaga, al participar en octubre pasado en la 36ava. reunión ordinaria del Consejo Latinoamericano, celebrado en Caracas, Venezuela, se refiere a la economía verde como baja en emisiones de carbono, innovadora y ecológica, que implica un aumento de las inversiones públicas y privadas, de los empleos y de la aportación económica en los sectores verdes. Además, una disminución del uso de energía y recursos naturales y del consumo intensivo en recursos.
Una economía verde –precisa la funcionaria de la PNUMA– requiere reformas nacionales, como la abolición de subvenciones, impuestos e incentivos contraproducentes, racionalización del uso del suelo y política urbana, introducción de la gestión integrada de los recursos y del agua, mejoramiento y aplicación de la legislación ambiental, y asegurar la implementación apropiada de los paquetes de estímulo.
A esto adiciona una arquitectura política internacional, con regímenes de comercio fomentadores del flujo de bienes y servicios ambientales, apoyo internacional para países que incorporen el concepto de economía verde, desarrollo de mercados mundiales para servicios eco-sistémicos, desarrollo y transferencia de tecnologías ambientales, y coordinación internacional para la implementación de los paquetes de estímulo.
Experiencias verdes
Curitiba es un ejemplo en la región de cómo una ciudad logró un desarrollo urbano sostenible. Esa urbe brasileña, que tiene una alta tasa de uso de transporte público, mantiene bajos niveles de contaminación del aire urbano.
Ello ha sido posible porque se aumentó el espacio verde por persona de menos de un metro cuadrado a 51 metros cuadrados. Con esa finalidad, los residentes plantaron 1.5 millones de árboles y los proyectos de construcción que incluyen espacios verdes fueron eximidos de impuestos.
Además, la construcción de lagos en los parques ha contribuido a reducir el problema de inundaciones.
http://buenanota.org/
Otra experiencia resaltable en la temática verde, son los servicios de los ecosistemas en Quito, Ecuador, con la promoción de la protección de los servicios críticos del ecosistema, a través del Fondo para la Protección del Agua (FONAG), un mecanismo de financiación sostenible que permite la protección a largo plazo de los ecosistemas naturales y la prestación de importantes servicios ecosistémicos.
La cuenca en Quito suministra alrededor del 80 por ciento del agua dulce. Los usuarios del agua pagan al fondo por el agua que reciben y, a su vez, el fondo paga por la conservación del bosque a lo largo de los ríos, arroyos y lagos. También financia proyectos de reforestación para garantizar el flujo de agua potable.
El FONAG ha servido de modelo para otros fondos de agua de la región, y en algunos municipios de Colombia, Perú y Brasil los programas de pago por servicios ambientales (PSA) se financian a través de fondos de agua.
http://www.fonag.org.ec/portal/
Costa Rica también tiene una historia exitosa de gestión efectiva del ambiente forestal, con la protección de los bosques, la promoción del ecoturismo y la reducción de la pobreza y del desempleo a través de los parques nacionales.
http://www.sinac.go.cr/
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ACUERDO GLOBAL
En 2009, el PNUMA publicó el informe de política “Un nuevo acuerdo verde global”, que fue consensuado con decenas de organizaciones intergubernamentales y de la sociedad civil, con el interés de motivar ese necesario pacto planetario, que tendría como objetivo “enfrentar la crisis financiera actual y sus impactos sociales, económicos y ambientales, y al mismo tiempo abordar los retos globales planteados por el clima, la alimentación, los combustibles y el agua y que constituyen una amenaza para la sociedad en el mediano plazo”.
Se argumenta que el modelo económico a implementar deberá realizar una contribución significativa a la reactivación de la economía mundial, salvando y creando empleos y protegiendo a los grupos vulnerables; reducir la dependencia del carbono y la degradación de los ecosistemas al encaminar las economías hacia un desarrollo limpio y estable; promover el crecimiento sostenible e incluyente, y ponerle fin a la pobreza extrema para el 2015.
Algunas de las recomendaciones contenidas en el informe son que los gobiernos:
• Inviertan en la rehabilitación de edificios públicos para que sean energéticamente eficientes y que ofrezcan incentivos para la ecologización y climatización de residencias y oficinas;
• Usen una mayor parte de los paquetes de incentivos y de la financiación proporcionada por las instituciones financieras internacionales para desarrollar modalidades e infraestructuras de transporte energéticamente más eficientes y menos contaminantes, mejorar el transporte público e impulsar el uso de vehículos más ecológicos;
• Inviertan en sistemas de agua dulce, en particular para que los países en vías de desarrollo aumenten su inversión en infraestructura agrícola de tal forma que se agregue valor y se reduzcan las pérdidas en la transmisión de agua a través de canales de irrigación y sistemas de agua tradicionales, y que tantos los países desarrollados como aquellos en vías de desarrollo mejoren el almacenamiento y la calidad del agua.
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