Me acuerdo muy bien. No seguía sólo las instrucciones de los juegos, sino con el microscopio vi una gotita de agua que le puse una lechuga y los deje varios días. Luego me di cuenta de todo lo que se movía en un mundo nuevo, no accesible a simple vista. Eso me fascinó, y dije: esto es algo que reproducía lo que leía en las biografías de científicos.
Desde entonces decidí seguir estudiando ciencia y tener como meta dedicarme a la investigación científica. En ese momento no era algo que tenía muy bien definido, pero realmente no lo deje y desde entonces supe que era interesantísimo dedicarse a la ciencia y descubrir cómo funciona la naturaleza.
Mis amigos lo veían como cosa de la escuela. No les interesaba mucho, así es que no fue sino hasta la Universidad cuando ya pude empezar a compartir ese gusto con otros amigos, aunque desde la secundaria y la prepa lo compartía con algunos de los maestros.
En la universidad podía hacer ciencia y compartirlo con amigos, con colegas. Y un aspecto adicional el gusto por la ciencia es compartir esa experiencia de descubrimiento.
Al hacer el doctorado en Berckley, Estados Unidos, la emoción fue doble: aprender cómo funciona la naturaleza y descubrir cosas nuevas. En ese tiempo trabajaba con láseres químicos como una manera de entender a detalle cómo funcionan las reacciones químicas.
Al terminar el doctorado empecé a trabajar e investigar y se abrió una nueva dimensión: no sólo era investigar para descubrir cosas nuevas, sino con algo muy directamente conectado con problemas de la sociedad. Un reto enorme.
Primero fue aprender cómo funcionaba la atmósfera y luego, una satisfacción adicional, involucrarme con un problema de la sociedad al descubrir que había algo que no se sabía antes, que estábamos haciendo algo al medio ambiente, en este caso a la capa de ozono, a través de unos compuestos industriales muy exitosos, que son los llamados CFS. Este elemento adicional tardó años, pero fue el poder contribuir a la solución de ese problema con investigaciones originales.
Esta contribución culminó con un acuerdo internacional, el Protocolo de Montreal que resolvió prácticamente ese problema global causado por actividades de la sociedad y, además, recibir el Premio Nobel, que para un científico es el máximo galardón.
MM.- Fue una decisión que con mi colega, Share Rulan, tomamos: en lugar de sólo tener descubrimientos científicos y lavarnos las manos. Ahí está eso y ahora arréglenselas los políticos o los ambientalistas. En ese tiempo no había organizaciones ambientales preocupadas por estas cosas, por eso tomamos la decisión, porque si no éramos nostros, entonces ¿quien? Sino no lo hacemos en este momento, entonces ¿cuando?
Tomamos la decisión con el riesgo de parecer que sólo buscábamos sensacionalismo o prensa, pero en el fondo teníamos una base bien documentada de que esto era un problema real. Teníamos el apoyo de colegas y científicos, como la Academia de Ciencias de Estados Unidos.
Con ese apoyo fue más fácil seguir la lucha, porque al principio era una hipótesis. Nosotros estábamos conscientes del hecho y la responsabilidad social de los científicos es comunicar a la sociedad.
Lo vemos como una responsabilidad para poner en la mesa el método científico y se tomen decisiones basadas en evidencia y conocimiento. Ya no más en creencias, por un lado, y por otro lado. El problema del medio ambiente, un ejemplo, se solucionó y así se debe trabajar con otros problemas, sobre todo globales.
Y para todo este esfuerzo, ayuda mucho tener el Premio Nobel. Pero hay que hacerlo con mucho cuidado. Muchas veces piensan que nos volvemos expertos en todo en general. No es cierto. Hay que hacer propuestas de manera equilibrada y con el apoyo del resto de la comunidad científica.
Pero también hay que separar cuando estamos hablando como científico, y cuando hablamos como miembros de la sociedad.
Y por eso en México tenemos que estar muy conscientes de ese aspecto: la ciencia y tecnología es algo que no está suficientemente apoyado. Lo menciono, porque sí vemos históricamente como los países que tienen desarrollo económico satisfactorio, han invertido mucho en ciencia y tecnología.
Lo que debe hacer el país, con la aclaración adicional que no es suficiente nada más con ponerle muchos recursos, es hacer bien el trabajo. No tenemos que empezar de cero, podemos analizar en qué países ha funcionado y cómo le hicieron, pero ahí se tenemos un rezago importante en México.
quimicoguerra@gmail.com
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