domingo, 13 de febrero de 2011

El Premio Nobel, una responsabilidad social: Mario Molina

Primero que nada quisiéramos saber cómo decidió usted estudiar química. Cuál fue su inicio como investigador y cómo fue evolucionando su carrera hasta haber sido honrado y, con esto también a México, al otorgarle el Premio Nobel.



Mario Molina (MM).- A mí desde muy niño me fascinó la ciencia. Quizás empecé con la lectura, después de leer novelas de piratas me interesaron las biografías de científicos y ese fue un poco el gancho para ver que había un mundo muy interesante. Al mismo tiempo empecé hacer juegos relacionados con química y biología. Estaba en esos juegos de niño, y ahí descubrí un mundo nuevo.

Me acuerdo muy bien. No seguía sólo las instrucciones de los juegos, sino con el microscopio vi una gotita de agua que le puse una lechuga y los deje varios días. Luego me di cuenta de todo lo que se movía en un mundo nuevo, no accesible a simple vista. Eso me fascinó, y dije: esto es algo que reproducía lo que leía en las biografías de científicos.

Desde entonces decidí seguir estudiando ciencia y tener como meta dedicarme a la investigación científica. En ese momento no era algo que tenía muy bien definido, pero realmente no lo deje y desde entonces supe que era interesantísimo dedicarse a la ciencia y descubrir cómo funciona la naturaleza.

Mis amigos lo veían como cosa de la escuela. No les interesaba mucho, así es que no fue sino hasta la Universidad cuando ya pude empezar a compartir ese gusto con otros amigos, aunque desde la secundaria y la prepa lo compartía con algunos de los maestros.

En la universidad podía hacer ciencia y  compartirlo con amigos, con colegas. Y un aspecto adicional el gusto por la ciencia es compartir esa experiencia de descubrimiento.

Al hacer el doctorado en Berckley, Estados Unidos, la emoción fue doble: aprender cómo funciona la naturaleza y descubrir cosas nuevas. En ese tiempo trabajaba con láseres químicos como una manera de entender a detalle cómo funcionan las reacciones químicas.

Al terminar el doctorado empecé a trabajar e investigar y se abrió una nueva dimensión: no sólo era investigar para descubrir cosas nuevas, sino con algo muy directamente conectado con problemas de la sociedad. Un reto enorme.

Primero fue aprender cómo funcionaba la atmósfera y luego, una satisfacción adicional, involucrarme con un problema de la sociedad al descubrir que había algo que no se sabía antes, que estábamos haciendo algo al medio ambiente, en este caso a la capa de ozono, a través de unos compuestos industriales muy exitosos, que son los llamados CFS. Este elemento adicional tardó años, pero fue el poder contribuir a la solución de ese problema con investigaciones originales.

Esta contribución  culminó  con un acuerdo internacional, el Protocolo de Montreal que resolvió prácticamente ese problema global causado por actividades de la sociedad y, además, recibir el Premio Nobel, que para un científico es el máximo galardón.
LUIS MANUEL GUERRA (LMG).- Conozco tu trayectoria y no fue tan fácil. Me acuerdo de Higirins  vivencias  públicas  en el Senado de los EU donde te tacharon de hacer mala ciencia. Había todo un login en contra de lo que Shering Logans y tú  estaban proponiendo. Decían que no era cierto eso de los CFS, sensacionalismo. Ustedes tuvieron que remontar solos el hecho de que lo que estaban haciendo era verídico.
ER:- Perdonen la analogía, pero le paso a Galileo.



MM.- Fue una decisión que con mi colega,  Share Rulan,  tomamos: en lugar de sólo tener descubrimientos científicos y lavarnos las manos. Ahí está eso y ahora arréglenselas los políticos o los ambientalistas. En ese tiempo no había organizaciones ambientales preocupadas por estas cosas, por eso tomamos la decisión, porque si no éramos nostros, entonces ¿quien? Sino no lo hacemos en este momento, entonces ¿cuando?

Tomamos la decisión con el riesgo de parecer que sólo buscábamos sensacionalismo o prensa, pero en el fondo teníamos una base bien documentada de que esto era un problema real. Teníamos el apoyo de colegas y científicos, como la Academia de Ciencias de Estados Unidos.

Con ese apoyo fue más fácil seguir la lucha, porque al principio era una hipótesis. Nosotros estábamos conscientes del hecho y la responsabilidad social de los científicos es comunicar a la sociedad.
ER.- Doctor, ¿el Premio Nobel le ha ayudado a ser o a facilitar ser un promotor de las ciencias?
MM. Si, en general quienes recibimos el Premio Nobel nos abre puertas para comunicar nuestras ideas con más  efectividad. Al principio el galardón es un gran honor, y después es una responsabilidad social por el poder de convocatoria para promover la ciencia misma, el pensamiento científico, el método científico y para mejorar el funcionamiento de la sociedad.

Lo vemos como una responsabilidad para poner en la mesa el método científico y se tomen decisiones basadas en evidencia y conocimiento. Ya no más en creencias, por un lado, y por otro lado. El problema del  medio ambiente, un ejemplo, se solucionó y así se debe  trabajar con otros problemas, sobre todo globales.

Y para todo este esfuerzo, ayuda mucho tener el Premio Nobel. Pero hay que hacerlo con mucho cuidado. Muchas veces piensan que nos volvemos expertos en todo en general. No es cierto. Hay que hacer propuestas de manera equilibrada y con el apoyo del resto de  la comunidad científica.

Pero también hay que separar cuando estamos hablando como científico, y cuando hablamos como miembros de la sociedad.
ER.- Precisamente abordando esta dualidad válida y  legitima, desde su punto de vista como miembro de la sociedad ¿Qué necesita México, que visualiza usted como necesidades que tiene México para poder enfrentar dos grandes temas … El tema de abatir la pobreza y el tema del cuidado del medio ambiente?
MM.- El tema de abatir la pobreza es un problema global enorme. Está reconocido por la comunidad mundial. Es un reto enorme y que está ligado al desarrollo económico, y al avance de la tecnología apoyado a su vez en la ciencia.

Y por eso en México tenemos que estar muy conscientes de ese aspecto: la ciencia y tecnología es algo que no está suficientemente apoyado. Lo menciono, porque sí vemos históricamente como los países que tienen desarrollo económico satisfactorio, han invertido mucho en ciencia y tecnología.

Lo que debe hacer el país, con la aclaración adicional que no es suficiente nada más con ponerle muchos recursos, es hacer bien el trabajo. No tenemos que empezar de cero, podemos analizar en qué países ha funcionado y cómo le hicieron, pero ahí se tenemos un rezago importante en México.

quimicoguerra@gmail.com


Fuente: ( cronica.com.mx )

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