domingo, 13 de marzo de 2011

Algunos mitos y verdades sobre salud y medicina

Pese al avance de la ciencia médica, mitos sobre salud siguen haciendo carrera entre las personas.




Algunos pasan de una generación a otra y acaban siendo parte del patrimonio personal y familiar. Con frecuencia, el personal de la salud tiene que lidiar con estas creencias, muchas de las cuales han sido desplazadas y desmentidas por los tratamientos y prácticas científicas.

Una de estas prácticas populares se presentó en medio de la alarma generada por la gripa pandémica.

Mientras los médicos insistían en que una forma de prevenir la diseminación del virus AH1N1 era abrir las ventanas para que entraran el aire y la luz del sol (lo que lo inactiva), la gente insistía en encerrarse para que "el frío y los virus no se metieran".

Para ésta, como para un sinnúmero de inquietudes en salud, la gente tiene una respuesta adquirida, que por lo general acaba siendo corregida y aumentada.
Estos son algunos de esos viejos y nuevos mitos.

'La saliva es un buen desinfectante'
En realidad esta contiene una sustancia denominada lisozima, que tiene un poder bactericida muy bajo, capaz de destruir gérmenes relativamente inofensivos. Esta creencia puede tener su origen en la imitación de la conducta de los animales, pero lo más probable es que la aplicación de saliva en las heridas favorezca el transporte de gérmenes más agresivos y así aumente el riesgo de infección.

'Los chicles tumban los dientes' Este mito se relaciona con el hecho de que los azúcares de algunos chicles, que no se remueven con limpieza, pueden promover el crecimiento bacteriano y las caries. Cuando se acompaña de una buena higiene, masticar chicle, dicen estudios, podría aportar beneficios.

'Tomar mucha agua adelgaza' No es cierto. Lo que está probado es que aumentar su consumo antes de cada comida genera una sensación de saciedad que conlleva a reducir la ingesta de alimentos. Las personas con males renales o cardiovasculares que la toman en exceso pueden sufrir desequilibrios peligrosos.

'Acostarse inmediatamente después de comer, engorda'Lo que se sabe es que acostarse inmediatamente después de comer puede causar indigestión y, por consiguiente, alterar el sueño; no es cierto que cause un aumento de peso. Ahora, si realiza alguna actividad después de comer, esto facilita la digestión y pueden quemarse calorías.

'Mucho ejercicio puede ser mortal' No en todos los casos: el ejercicio regular, en condiciones aeróbicas, es benéfico para la salud. La creencia surgió de un estudio que encontró que los atletas de alto rendimiento, con fibrosis cardiaca, pueden morir súbitamente a causa de la práctica continua de ejercicio en exceso.

'Los edulcorantes cauzan cáncer' Tras analizar estudios según los cuales algunos sustitutos del azúcar eran peligrosos para la salud, la Aesa, autoridad europea en la materia, concluyó que no hay evidencia científica que los vincule con el cáncer. Lo ideal, por si acaso, es moderar el consumo.

'Las inyecciones son el tratamiento más rápido'La vía de administración de cada tratamiento y medicamento es definida por sus características farmacológicas y la enfermedad. No es cierto que la acción de las inyecciones (venosas, subcutáneas o musculares) sea siempre la más rápida.

Creencias recientes

"Sentarse en una silla aún caliente puede contagiar enfermedades de transmisión sexual".
No es verdad. Además de la incomodidad no hay otro riesgo.

"Bañarse con agua fría aumenta los cólicos menstruales".Cierto. En mujeres susceptibles el frío aumenta la contracción del músculo liso del útero y aumenta el dolor.

"Poner rodajas de papa en la frente sirve para bajar la fiebre de los niños". Es parcialmente cierto. La papa es rica en agua. El agua promueve el intercambio de calor desde el cuerpo, lo que ayudaría a bajar la fiebre. Lo mejor es aplicar compresas húmedas. Si la fiebre es alta hay que consultar.

"La salida de los dientes causa diarrea en los niños".No es cierto. La dentición produce molestias en las encías, lo que los obliga a rascarse y a tocarse la boca con frecuencia. Como la posibilidad de llevarse a la boca objetos o las mismas manos contaminadas es alta, pueden producirse diarreas.

Carlos Francisco Fernández
 
Fuente: (  eltiempo )

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