Se trata de los más enormes remolinos jamás antes localizados sobre la Tierra que, se sospecha, pueden tener influencia notable sobre los cambios climáticos globales de los últimos tiempos.
Los vórtices, detectados a 200 kilómetros de Guyana, de Surinam y de Guyana Francesa, parecen tener origen en la interacción de la Corriente del Norte de Brasil, que procede del norte, con la Corriente Surecuatorial, del sur, más la desembocadura enorme del Río Amazonas, del oeste.
"Los vórtices giran en sentido horario. Se mueven en el océano como un gigantesco disco lanzado en el aire. La rotación sucede a la velocidad de un metro por segundo, muy rápida en relación a las corrientes oceánicas, y sobre los bordes del remolino hay una ola de 40 centímetros", explicó el brasileño Guillermo Castelao, que estudia estos fenómenos con el estadounidense Bill Johns, de la Universidad de Miami.
En síntesis, se trata de dos "huracanes" de mar. Su origen deriva posiblemente de la "curva" acentuada que la costa hace a la altura del estado brasileño del Amapá y frente a la Isla del Diablo, la isla de los deportados a Cayene, en la Guyana Francesa, conocida por el libro y la película "Papillon".
Pero esta particularidad geográfica no es suficiente para explicar el fenómeno: los estudiosos, en efecto, encontraron que también en los meses en los que el movimiento de las corrientes y el flujo del río Amazonas son casi inexistentes, los inmensos vórtices permanecen.
"Esto sugiere que existe un tipo de mecanismo independiente en su formación", consideró un estudio publicado por la Unión Geofísica Americana.
Pero este dispositivo natural permanece como un misterio. El río Amazonas, a través de los dos brazos de su delta, lleva una enorme cantidad de agua terrosa en el Atlántico. Por satélite se puede ver que su desembocadura influye por más de mil kilómetros la coloración marrón del mar al noroeste de Belén.
El océano en esta área es mucho más denso que en otros lugares.
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