domingo, 20 de marzo de 2011

Drogas para el déficit de atención

El trastorno por déficit de atención (TDA) con o sin hiperactividad afecta como al 5% de los niños, más que nada a los varones en una proporción de 2 a 1 sobre las mujeres; eso quiere decir que en México debe haber algo así como 1.5 millones de niños con este problema (si calculamos con base a los datos del INEGI del Censo de Población que dice que hay unos 33 millones de personas entre los cinco y los 19 años). 
 
 


Puesto que a estos niños se les describe como inquietos, suena raro que el medicamento que normalmente se les prescribe no sea un tranquilizante, sino un estimulante. Estas sustancias se ha comprobado que mejoran la atención, la concentración, suprimen la conducta impulsiva y mejoran mucho la vida de los pacientes.

Pero existe la idea de que tomar estos medicamentos por muchos años podría alterar la estructura y función del cerebro, dando como consecuencia problemas de depresión, ansiedad y alteraciones cognitivas. Además, dado que los medicamentos que se usan se parecen mucho en su estructura química y en su mecanismo de acción a la cocaína, se piensa que predispone a los niños a consumir drogas en la adultez.

Pero todos estos estudios se han realizado en animales y hasta ahora ningún estudio realizado con humanos ha podido demostrar que tomar los medicamentos para el TDA cause ningún daño.

CÓMO FUNCIONAN

Para empezar revisemos algunas cosas básicas. Primero, uno de los principales problemas es en las áreas frontales del cerebro, una región cerebral que se encuentra detrás de la frente y que interviene en la toma de decisiones y nos permite controlar nuestras emociones. Lo que se ha encontrado en las personas con TDA es que esta parte del cerebro es más pequeña.

Por otro lado, los frontales trabajan mucho con una sustancia llamada dopamina, la cual se origina en regiones muy profundas del cerebro (el área tegmental ventral). También se ha encontrado que una menor cantidad de dopamina en la corteza prefrontal (la parte más de delante de los frontales) está ligada a dificultades cognitivas.

Lo que hacen los estimulantes en estas vías dopaminérgicas es ligarse a unas proteínas que trabajan en la sinapsis (llamados transportadores de dopamina) reabsorbiendo el exceso de dopamina. Al ligarse a estas proteínas, las desactivan causando que la dopamina se concentre en el espacio entre las neuronas y obliga a que esta sustancia cause su efecto.

Este efecto de los estimulantes se conocía desde los años cincuenta y es desde esas fechas que se han prescrito para tratar diversos desórdenes de la conducta; pero es a partir de la década de los setenta, que los investigadores encontraron que los niños con TDA podían beneficiarse del uso de los estimulantes.

ALTERANDO EL HUMOR

Otra región que recibe mucha dopamina es el núcleo accumbens, una parte del cerebro que es crítica para la motivación y para sentir el placer. En un experimento publicado en el 2003 (Bolaños y cols., 2003) se inyectó a ratas cantidades similares de metilfenidato (la sustancias activa del muy conocido ritalín) a las que se les administran a los niños con TDA. Cuando las ratas se volvieron adultas, se observó que los roedores respondían significativamente menos a estímulos placenteros como azúcar, sexo o ambientes con muchas cosas novedosas, comparados con ratas a las que no se les administró la sustancia. Esto sugiere que la exposición a la droga hizo que los animales encontraran menos apetecibles los estímulos que otras ratas sí encontraban agradables.

De igual manera, Carlezon y sus colaboradores, publicaron en el 2003 un artículo en el que reportaban que ratas preadolescentes tratadas con el metilfenidato mostraron una inusual apatía en pruebas de nado forzado, un signo de depresión en ratas.

También se ha encontrado que aumenta la ansiedad. En el 2008, Leandro F. Vendruscolo y sus colaboradores trabajaron con ratas hipertensas las cuales suelen ser hiperactivas e impulsivas. Ellos les inyectaron el metilfenidato por 16 días en dosis que se aproximaban a las usadas en niños humanos. Cuatro semanas después, cuando las ratas eran adultas, aquellas que habían estado expuestas a la sustancia estaban inusualmente ansiosas, comparadas con las ratas que no se les aplicó la droga.

PARECIDO A LA COCAÍNA

El metilfenidato tiene una estructura química que es parecida a la cocaína. Ambos funcionan bloqueando los transportadores de cocaína, sólo que la cocaína lo hace de una manera mucho más rápida, causando la sensación de euforia que reportan sus usuarios.

Recientes experimentos han señalado que el metilfenidato puede alterar el cerebro en maneras parecidas a como lo hace la cocaína. En febrero del 2009 Young Kim y sus colaboradores reportaron que al administrar metilfenidato a ratas, se suscitaron en ellas alteraciones bioquímicas y estructurales parecidas a las que causa la cocaína, aunque su influencia fue más localizada y sus efectos fueron más fuertes en las espinas dendríticas más grandes, las cuales son unas extensiones de las neuronas.

Para complicar más las cosas, si se abusa del metilfenidato, este puede causar adicción. En un estudio clásico en el área, Nora Volkow (quien por cierto nació en México y es biznieta de Leon Trotsky) mostró en un artículo publicado en 1995 que el metilfenidato inyectado producía la misma sensación de euforia. Cabe aclarar que este efecto no se produce si es tomado por vía oral y es genera adicción.

Con estos datos, y otros provenientes de estudios con una proteína llamada ?FosB la cual aumenta la sensibilidad a los efectos recompenzantes de la cocaína, se ha generado la idea de que tomar metilfenidato podría ser un paso previo para involucrarse con las drogas.

Pero diversos estudios no han encontrado tal relación.

Por ejemplo, Mannuzza y sus colaboradores publicaron un estudio en el 2003 en el que encontraron que incluso puede ser un factor que prevendría el posterior consumo de droga, específicamente la cocaína. También se evaluó la eficacia del metilfenidato en pacientes adultos con TDAH que ya presentaban dependencia a drogas de abuso. En estos casos, además de una mejora sintomática del TDA, se reportaron progresos en el tratamiento del trastorno adictivo comórbido (Schubiner y cols., 2002).

ALTERACIONES EN LA COGNICIÓN

También hay estudios realizados en animales que muestran alteraciones cognitivas. En un estudio con primates (Castner y Goldman-Rakic, 2003) se les inyectó dosis de anfetaminas (otro estimulante que se suele recetar) entre 6 y 12 semanas. Aquellos changos a los que se les dio la droga tuvieron deficiencias en la memoria de trabajo.

Un reporte publicado en el 2005 por el neurólogo George A. Ricaurte. y sus colegas de la Escuela de Medicina de la Universidad de Yale, señala que el uso de una anfetamina dañaba las terminaciones nerviosas de las vías dopaminérgicas en el estriado de primates no humanos. Como una pérdida de dopamina está asociado con enfermedades como el Parkinson, se ha especulado que es probable que el uso prolongado de medicamentos como las anfetaminas pudiera causar alteraciones cognitivas como las que se presentan en el Parkinson.

Pero insistimos otra vez, no se sabe si las drogas que se prescriben para el TDA alteran el cerebro en la misma forma que se ha encontrado en los estudios que hemos reseñado. Las razones pueden ser varias. Probablemente el cerebro de los animales sea más sensible a los estimulantes de lo que somos los humanos o porque se les ha administrado en inyección y no por vía oral.

Cabe recordar que el diagnóstico de trastorno de la atención se basa sobre todo en datos conductuales, es decir, que no se utilizan pruebas de laboratorio; que su origen es un problema neurológico que es potencialmente discapacitante para el sujeto; y que no atenderlos como es debido les ocasionaría más perjuicios por miedo a supuestos efectos secundarios que no han sido probados.

EN ESTE TEXTO SE CITARON LOS SIGUIENTES ESTUDIOS:

Bolaños CA, Barrot M, Berton O, Wallace-Black D, Nestler EJ. Methylphenidate treatment during pre- and periadolescence alters behavioral responses to emotional stimuli at adulthood. Biol Psychiatry. 2003 Dec 15;54(12):1317-29.

Carlezon WA Jr, Mague SD, Andersen SL. Enduring behavioral effects of early exposure to methylphenidate in rats. Biol Psychiatry. 2003 Dec 15;54(12):1330-7.

Vendruscolo LF, Izídio GS, Takahashi RN, Ramos A. Chronic methylphenidate treatment during adolescence increases anxiety-related behaviors and ethanol drinking in adult spontaneously hypertensive rats. Behav Pharmacol. 2008 Feb;19(1):21-7.

Kim Y, Teylan MA, Baron M, Sands A, Nairn AC, Greengard P. Methylphenidate-induced dendritic spine formation and DeltaFosB expression in nucleus accumbens. Proc Natl Acad Sci U S A. 2009 Feb 24;106(8):2915-20.

Volkow ND, Ding YS, Fowler JS, Wang GJ, Logan J, Gatley JS, Dewey S, Ashby C, Liebermann J, Hitzemann R, et al. Is methylphenidate like cocaine? Studies on their pharmacokinetics and distribution in the human brain. Arch Gen Psychiatry. 1995 Jun;52(6):456-63.

Mannuzza S, Klein RG, Moulton JL 3rd. Does stimulant treatment place children at risk for adult substance abuse? A controlled, prospective follow-up study. J Child Adolesc Psychopharmacol. 2003 Fall;13(3):273-82.

Schubiner H, Saules KK, Arfken CL, Johanson CE, Schuster CR, Lockhart N, Edwards A, Donlin J, Pihlgren E. Double-blind placebo-controlled trial of methylphenidate in the treatment of adult ADHD patients with comorbid cocaine dependence. Exp Clin Psychopharmacol. 2002 Aug;10(3):286-94.
 


Castner SA, Goldman-Rakic PS. Amphetamine sensitization of hallucinatory-like behaviors is dependent on prefrontal cortex in nonhuman primates. Biol Psychiatry. 2003 Jul 15;54(2):105-10.

Ricaurte GA, Mechan AO, Yuan J, Hatzidimitriou G, Xie T, Mayne AH, McCann UD. Amphetamine treatment similar to that used in the treatment of adult attention-deficit/hyperactivity disorder damages dopaminergic nerve endings in the striatum of adult nonhuman primates. J Pharmacol Exp Ther. 2005 Oct;315(1):91-8.



Comentarios y sugerencias favor de dirigirlos a la redacción de EL OCCIDENTAL, a la siguiente cuenta de correo electrónico: jugemab1@yahoo.com.mx o en http://www.myspace.com/juangerardomartinez donde están muchos de los artículos escritos en esta columna.

* Departamento de Neurociencias, Universidad de Guadalajara.
 
Fuente: ( OEM.com )

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