viernes, 25 de marzo de 2011

Ecoaldeas, un modelo de vida y un ejemplo para seguir

No se trata de una utopía de ‘hippies’ tardíos. En estos caseríos se fabrican casas por el sistema de bioconstrucción, con diseño bioclimático, y zonas verdes para huertas, frutales y jardines. 

Basada en una estructura comunitaria dinámica, la ecoaldea es una propuesta de sociedad sostenible que respeta la naturaleza y mantiene formas saludables de desarrollo sin negar la existencia de tecnología.

A 45 kilómetros del centro de Madrid (España) se halla la ecoaldea de Valdepiélagos, fundada en 1996 por un grupo de idealistas en busca de un proyecto de vida que produjera el mínimo impacto sobre el medio ambiente. Ahora, 15 años despúes, tiene resultados para demostrar que no es una utopía ese modelo de vida.

Víctor Torre Vaquero, uno de sus fundadores, asegura que “nuestra huella ecológica puede ser un 50 por ciento menor al de las casas próximas: utilizamos calefacción solar, algunos tenemos huertas, reciclamos la basura orgánica, también algunos somos vegetarianos y, en ciertos casos, nuestros trabajos tienen que ver con la educación medioambiental”.

En 1991 Gaia Trust, una de las mayores iniciativas que apoya los proyectos de ecoaldeas, creó la Red Global de Ecoaldeas (Global Ecovillages Network), que desarrolla una visión revolucionaria para una vida más sostenible.

Defiende la importancia incondicional de reorganizar los programas actuales de desarrollo, economía, energía y estructura social dentro de cada uno de los modelos de comunidad, es decir, teniendo en cuenta las diferencias culturales, climáticas y materiales de cada lugar.

Para los seguidores de este plan ecológico, las ecoaldeas proporcionan más contacto con la naturaleza, una producción local de alimentos y manufacturas, menos transporte y, por ende, menos polución, recursos energéticos renovables, un aumento de la calidad de vida, y enriquecimiento de las relaciones personales, más comunitarias y menos individualistas.

“Nuestras casas fueron hechas en bioconstrucción, con diseño bioclimático. Realizamos la separación de aguas grises y dejamos espacio para huerta y frutales. Las relaciones entre los vecinos son muy buenas. Por otro lado, es muy satisfactorio tener la conciencia tranquila de que estamos haciendo todo lo que podemos por nuestro planeta, viviendo de una manera ecológica”, expone Torre Vaquero.

J. T. Ross Hackson, fundador de Gaia Trust junto a su mujer Hildur Hackson, declaró en el programa de desarrollo sostenible que “el objetivo es mostrar en la práctica ejemplos de vida sostenible, para que otros puedan aprender e imitar”.

Conviene que la comunidad global admita que las tendencias actuales son insostenibles y que la idea innovadora que proponen las ecoaldeas se promueva por todo el globo.
 
 
Cuatro elementos clave
 
Hildur Hackson, cofundadora de Gaia Trust, define en su página web el término ecoaldea como “un asentamiento sostenible en un medio urbano o rural, que respeta y restaura el sistema circulatorio de los cuatro elementos, tierra, agua, fuego y aire, en la naturaleza y en las gentes”.

Cada elemento se identifica con un aspecto esencial de la vida: la tierra con las estructuras físicas, como la permacultura -un tipo de producción de alimentos ecológica-; el agua con las infraestructuras, por ejemplo en sistemas integrados de energías renovables; el fuego con las estructuras sociales, como tomar las decisiones en comunidad; y el aire con la cultura, por ejemplo, enriqueciendo la creatividad y rechazando la alienación a la sociedad de masas, entre muchos otros.

“Para mí, el movimiento de ecoaldeas es una de las más esperanzadoras e importantes tendencias actuales a nivel global”, testifica Helena Norberg-Hodge, directora de la Sociedad Internacional de Ecología y Cultura y codirectora del Foro Internacional sobre Globalización en la Agenda 21. Una propuesta que ya muestra resultados.
EFE.

Fuente: ( portafolio )

LO MAS LEIDO