Rejuvenecer con las aguas del Mar Muerto, asombrarse ante la archifamosa Petra de los nabateos o descubrir la vida de los beduinos en Wadi Rum, el desierto de Lawrence de Arabia. Jordania propone una ruta por la Carretera de los Reyes con enclaves históricos y paisajes fascinantes en una desolada grandeza que emociona.
Un ochenta por ciento del reino hachemita está cubierto por la arena del desierto. El dato podría hacer pensar equivocadamente al turista que se plantea un viaje a este viejo enclave bíblico. Y es que la espectacular naturaleza de Jordania cautiva como lo demuestra el hecho de que 50.000 turistas españoles visitaron el país en 2010.
Tampoco deberían influir en la decisión final los últimos acontecimientos políticos vividos en Oriente Próximo salvo que estos tomen un giro radical. Viajamos en plena "crisis libia" a Jordania donde se respira absoluta tranquilidad.
Los turistas españoles que nos encontramos opinan que la seguridad es máxima en el país e Ibrahim, nuestro guía en este viaje, aporta alguna clave en la estabilidad del país: "Sólo hemos tenido algunas manifestaciones pacíficas a favor del rey y en contra del alza de precios - el dinar jordano está a la par que el euro- pero el pueblo jordano ama profundamente a su Familia Real".
Ni siquiera el presunto posible divorcio de los Reyes Abdalá y Rania, publicado en Occidente, inquieta a Ibrahim. "No hay separación, seguro, todo es propaganda falsa", sentencia.
En Amman, siempre el contacto inicial en suelo jordano, la población vive, por ejemplo, con más preocupación la escasez de agua potable. Los habitantes de la capital hachemita reciben agua una vez a la semana y sueñan con que termine el proyecto más importante de la historia moderna de Jordania.
No es otro que el trasvase de agua desde el desierto de Wadi Rum, ya iniciado por una empresa turca que trabaja de día y noche, a través de unas tuberías soterradas en paralelo a la carretera que cruza el país de norte a sur.
Es lógico que los jordanos estén ilusionados con este proyecto que culminará a finales de 2013, pues permitirá el abastecimiento de agua a Amman durante 125 años.
Nuestro primer destino en la aventura jordana es el Mar Muerto, aunque antes se hacen inevitables dos paradas. La primera en Mádaba, para admirar un mapa de mosaicos bizantinos en la Iglesia de San Jorge con la ubicación de Jerusalén y otros lugares sagrados de la antigua Palestina, y la segunda en el Monte Nebo, lugar donde Moisés divisó el valle del Jordán y la tierra prometida. En el año 2000 Juan Pablo II celebró una misa multitudinaria en este monte que guarda presumiblemente la tumba de Moisés.
Desde la gran cruz de la colina, identificable por su serpiente enroscada, ya se divisa el Mar Muerto. Su costa está situada en el punto más bajo de la tierra, a más de 400 metros bajo el nivel del mar, y se trata en realidad del spa natural más grande del mundo con sus famosos lodos negros ricos en minerales y sus aguas diez veces más saladas que las del Mar Mediterráneo.
El lugar ya fue descubierto en la antigüedad por peregrinos, profetas y reyes, como Herodes o la mismísima Cleopatra, que se aprovecharon de las propiedades curativas de estas aguas ricas en sales clorhídricas con elementos como el magnesio, el potasio, el calcio, el bromuro y el sodio.
Hoy como ayer están indicadas para curar enfermedades de la piel, oftalmológicas, de las articulaciones o respiratorias, aunque ahora también combaten al temido estrés.
La mayor parte de las clínicas balnearias y hoteles se esparcen a lo largo la costa norte del Mar Muerto (80 kilómetros de largo por 14 de ancho), donde se encuentran las aguas más profundas (430 metros) y en ellas son muy populares los tratamientos de aromaterapia y masajes o los baños de lodo.
Los turistas disfrutan también relajándose en las cálidas aguas del mar flotando de manera sorprendente o simplemente tomando el sol. Se dice que este lugar es el más seguro para recibir los rayos solares ya que el vapor que emerge del mar actúa de filtro natural y protector.
Por desgracia el nivel del agua desciende todos los años -de 30 centímetros a 1 metro- y los científicos calculan que el mar podría secarse antes de 2050.
A una hora y media de coche se alcanza el desierto de Wadi Rum, un paisaje lunar único en el mundo salpicado de cañones ocultos y grandes montañas que regalan a la vista tonalidades de color naranja, rojo y amarillo.
Thomas Edward Lawrence, el famoso "Lawrence de Arabia", lo definió como un espacio "inmenso, solitario y tocado por la mano de Dios" y lo llamó "el valle de la Luna" cuando fue elegido por el Príncipe Faisal y él mismo para ser su destacamento principal durante la revolución árabe contra los turcos otomanos en la Primera Guerra Mundial.
Hoy los viajeros se acercan a su Centro de Visitantes para contratar las excursiones por este laberinto de rocas monolíticas que se elevan hasta los 1.800 metros y dunas de arena rojiza donde el tiempo parece haberse detenido.
La más popular es la de los vehículos 4x4 conducidos por beduinos de la zona, siempre hospitalarios al lado de sus camellos resignados, pero también tienen mucho éxito los recorridos de una o dos horas en este popular animal del desierto. Emulando a Lawrence de Arabia se puede alcanzar Petra o Aqaba aunque se necesitan más días.
Los más atrevidos pueden practicar la escalada en estas paredes verticales de granito o disfrutar de un asombroso viaje en globo (de abril a junio y de septiembre a diciembre).
Y a la hora de dormir se puede optar por la acampada libre o por los tradicionales campamentos beduinos con tiendas espaciosas. Desde ellos se disfruta de día del mejor paisaje de Oriente y de noche de sus cielos estrellados que cortan la respiración.
Al lado de los Siete Pilares de la Sabiduría, la montaña más célebre de Wadi Rum, el viajero siente que éste es el desierto más bello de la tierra.
La visita a Jordania no quedaría redondeada sin la clásica excursión a la enigmática ciudad de Petra, imprescindible en cualquier viaje a este país, o con la mágica ruta de los castillos omeyas y las fortalezas de los caballeros cruzados.
Las ruinas romanas de Jerash y el puerto franco de Aqaba, paraíso subacuático por la fauna y los corales del Mar Rojo y principal escaparate del shopping en la zona, pueden rematar una siempre excitante aventura jordana.
GUÍA PRÁCTICA
Cómo llegar: Royal Jordanian ofrece varios vuelos semanales directos desde Madrid y Barcelona. Inf: www.rj.com
Para dormir:
En el Mar Muerto: Mövenpick Resort and Spa Dead Sea. Sweimeh, Dead Sea Road. Tel: +962 5 3561111. Inf: www.movenpickhotels.com
En Wadi Rum: Captain Desert Camp. Campamento beduino. Inf: www.captains-jo.com/
Información general: www.sp.visitjordan.com/
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