miércoles, 23 de marzo de 2011

La huella del agua protagoniza la agenda sostenible del siglo XXI

El informe de PwC destaca a Gamesa por su liderazgo en sostenibilidad

La máxima “a la fuerza ahorcan” se cumple sobradamente y por motivos justificados en materia de desarrollo sostenible. El planeta ha tenido que adquirir consciencia de las consecuencias devastadoras del actual  modelo de desarrollo económico, causante de desmanes tales como el efecto invernadero, el calentamiento global, las deforestaciones masivas, el aumento de los cultivos transgénicos, o la acumulación de tóxicos en la atmósfera. Y es que el planeta adolece agobiado bajo el peso de las edificaciones insostenibles, entre las brumas de un aire cada vez más espeso y de peor calidad.

La escasez de las materias primas  y los recursos naturales, exprimidos hasta la última gota por y para una población cada vez más ávida y numerosa, se pone ahora de manifiesto en toda su gravedad y salta a la palestra junto con otra gran problemática de fondo, la recesión a nivel mundial que ha dejado tambaleándose a las estructuras.Aflora por lo tanto, cada vez con más fuerza, la necesidad de una economía sostenible, respetuosa con el medio ambiente y las personas, que integre y adopte los principios de la Responsabilidad Social Corporativa como parte integrante tanto del “core business” de las compañías como de la agenda de los gobiernos estatales que comienzan, en la mayoría de los casos con más pena que gloria, a intentar erigirse en salvaguardas y oteadores de la RSC del país en cuestión. Las llamadas “plagas del sistema”, todas aquellas prácticas insostenibles que deterioran el medio ambiente y agotan los últimos reductos de moral social han de ser abortadas cuanto antes si se quiere vislumbrar un futuro sostenible.

MÁS SOSTENIBILIDAD

Las iniciativas institucionales proliferan en este sentido. La Comisión Europea ha anunciado ya el desarrollo de nuevos indicadores para evaluar los avances de los Estados miembros en pro de una “economía más verde”. Son tres los nuevos indicadores que pretenden ponerse en marcha; para medir la ecoeficiencia, la productividad de los recursos –que calibra el grado de uso o abuso de los recursos naturales-y para medir los impactos ambientales y el modo en que se gestionan los residuos. Se trata de ampliar el concepto de desarrollo sostenible tanto en el ámbito público como privado, estableciendo así un sistema de “gobernanza verde” global. Nacen así conceptos como el de la “ecologización de la economía”, que tuvo ya su origen en el Informe Brundtland de 1987, que el define al desarrollo sostenible junto al rol del crecimiento económico, la equidad social y el papel de los poderes políticos: “Responder a las necesidades esenciales requiere no sólo una nueva era de crecimiento económico para las naciones en las cuales la mayoría es pobre, sino también la seguridad de que los pobres recibirán una porción justa de los recursos necesarios para mantener el crecimiento económico. Tal equidad debiera ser apoyada por los sistemas políticos para que aseguren la participación real de los ciudadanos en decisiones políticas y una mayor democracia en las decisiones internacionales”.

En materia de desarrollo sostenible los esfuerzos del sector privado juegan un papel muy importante. Así lo refleja la edición de este año del “The Sustainability Yearbook 2011” elaborado por las firmas Sustainable Asset Management (SAM) y PricewaterhouseCoopers (PwC), que tiene como objetivo establecer una clasificación mundial de las compañías con una mayor preocupación por la sostenibilidad y que, al mismo tiempo, presentan posibilidades reales de elevada rentabilidad para todos los inversores, y no únicamente para los más concienciados.

El documento ha destacado el  compromiso y los avances de Gamesa en materia de sostenibilidad, puesto que la compañía no sólo figura nuevamente entre las compañías más sostenibles del mundo sino que, además, ha sido considerada como líder en materia de sostenibilidad en su sector de actividad - el de las energías alternativas - y reconocida con la certificación Bronze Class como una de las empresas que han demostrado un avance más significativo en el campo de la sostenibilidad.

EL PROBLEMA DEL AGUA

Este año, el documento también ha puesto el acento en un problema creciente que afecta al desarrollo sostenible, el problema del agua y los riesgos asociados a su gestión que, según advierte el informe de PwC, han de se tenidos en cuenta dentro de la estrategia global de las compañías. En el caso de  España, el cálculo y la gestión de la huella hídrica, uno de los indicadores principales a  tener en cuenta a la hora de abordar este problema, cuenta todavía con pocos precedentes. Como excepción, destaca la reciente presentación de los estudios  “Water footprint and virtual water trade in Spain” y “Re-Thinking Water and Food Security”  por parte de la Fundación Botín, cuyo Observatorio del Agua ha tratado de analizar ideas y perspectivas innovadoras para la gestión del agua.  A un nivel más global Water Footprint Network ha lanzado recientemente un estándar denominado “Huella del Agua Global”, que pretende esgrimirse como una metodología científica que ayude a las compañías a reducir el  consumo de agua y mejorar su gestión.

A nivel mundial, el agua se perfila como el nuevo engranaje de la actividad productiva y económica mundial. Más aún, según las conclusiones del VI World Water Forum celebrado en Marsella con la presencia de organizaciones políticas económicas y mundiales de todo el mudo, el agua multiplicará su “papel” como fuente de conflictos en el futuro escenario global. Así, según Ben Braga, vicepresidente del Consejo Mundial del Agua, “los ríos y lagos de agua dulce compartidos por dos ó más países serán las zonas más amenazadas. El mundo desarrollado se ha acostumbrado a considerar que el agua de calidad es prácticamente gratis. Nada más lejos de la realidad, tanto más cuanto que el evidente, y parece que inexorable cambio climático, puede convertir en zonas desérticas a regiones que en un pasado no muy lejano fueron vergeles”.

La importancia de la huella hídrica es tal, que la organización CDP Water Disclosure ha solicitado a más de 300 grandes empresas que notifiquen acerca del uso del agua que llevan a cabo en sus actividades. Instituciones como el Grupo Allianz, CalSTRS, HSBC, ING, Grupo Financiero Mitsubishi UFJ (MUFG) y el Banco Nacional de Australia, han firmado la solicitud de información, que solicita a las empresas datos sobre medición e información de usos y gestión del agua, los riesgos y oportunidades asociadas a sus propias operaciones y su cadena de suministro, así como sus planes de mejora en la gestión y objetivos.


Fuente: ( icnr.es )

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