Entre hoy, 29 de marzo y el 1 de abril, Palencia acogerá a unos 400 participantes en el III Foro Europeo de Desarrollo Rural que convertirán la ciudad, durante cuatro días, en el centro de los debates sobre este tema en el mundo. Delegados de Europa, América, África y Asia intervendrán en multitud de sesiones y mesas redondas, pasearán por las preciosas calles de la capital palentina e intercambiarán sus experiencias profesionales y vitales. Este Foro europeo, el tercero que se celebra después de los de Montpellier (2002) y Berlín (2007), se inscribe en los cambios de la agenda política internacional tras las recientes crisis alimentarias de 2008-2011 y en la constatación de que la cooperación al desarrollo, por sí sola, es incapaz de afrontar con éxito la persistencia del hambre y la pobreza rural en el planeta. En este marco, la UE, con la estrecha participación de sus miembros, entre los que destaca España como uno de los principales donantes, se plantea llevar a cabo una revisión del contenido de su cooperación en desarrollo rural.
La celebración de este evento en Palencia responde a una doble justificación. Por una parte, España constituye uno de los países que, en el concierto europeo y mundial, más ha destacado por el incremento de los fondos destinados a ayuda al desarrollo en los últimos años, cuya cuantía se ha duplicado desde 2004. Por otra parte, nuestro país se ha distinguido por el elevado nivel de aplicación y resultados obtenidos en políticas de desarrollo rural, tanto de origen comunitario, como más recientemente, desde el año 2008, por contar con una política de Estado para el desarrollo rural sostenible que la sitúa a España a la vanguardia de los países europeos en esta materia.
Ciertamente, nos encontramos con el enorme desafío de mejorar las políticas de cooperación para enfrentar con más éxito la lucha contra el hambre y la pobreza rural en los países en desarrollo. Cuando observamos que el hambre golpea con más fuerza en las zonas rurales de estos países, donde se localiza más del 70% de la población más pobre del mundo, (unos mil millones de personas, en su mayoría niños o jóvenes) comprendemos mejor que, además de ayudarles a mejorar su nivel de autoabastecimiento alimentario, es preciso fomentar en ellos procesos de desarrollo rural sostenible.
El retraso en la formulación de políticas de desarrollo rural en los países en desarrollo puede servir de explicación de la reducida importancia que ha tenido este tipo de acciones. No obstante, en la actualidad las políticas rurales multisectoriales, aplicadas con un enfoque territorial, se incluyen ya como un elemento necesario para la lucha contra el hambre y como un elemento imprescindible para la lucha contra la pobreza. Conviene subrayar que las políticas de desarrollo rural no solo deben afrontar el hambre en el mundo desde la perspectiva de la producción agraria, sino también desde la perspectiva de los productores y de las productoras agrarias. Es decir, esas políticas de cooperación han de tener muy en cuenta la mejora de los servicios básicos de las zonas rurales más pobres, en especial en lo que se refiere a sanidad, educación y equipamientos sociales.
En este III Foro Europeo de Desarrollo Rural se van a cuestionar las acciones en vigor para la mejora de la grave situación de pobreza rural absoluta, de cientos de millones de personas que viven con menos de un euro al día. Pues bien, se trata de plantear una nueva política de cooperación que aborde la lucha contra el hambre y la pobreza rural como un mismo objetivo.
Así las cosas, en la lucha contra la pobreza rural, nuestra propuesta supone apoyar la aplicación de políticas públicas por las administraciones nacionales de los países en desarrollo, que les permitan integrar adecuadamente medidas económicas, sociales y ambientales de desarrollo rural. Para ello, la cooperación internacional tendrá que superar las débiles acciones de desarrollo agrario en vigor y reforzar todo tipo de acciones multisectoriales aplicadas por las zonas rurales.
En definitiva, la cooperación europea y española necesita contar con una nueva estrategia agroalimentaria y de desarrollo rural, basada en acciones duraderas de superación de las causas estructurales del hambre y de la pobreza. El contenido de esta estrategia deberá incluir actuaciones para reforzar el papel que puede cumplir el sector agroalimentario en la economía moderna e iniciativas para promover procesos de desarrollo rural sostenible en los países en desarrollo. En definitiva, se trata de que el valor añadido de la producción agraria se quede en las zonas rurales de tal modo que redunde en beneficio de la calidad de vida de sus habitantes y contribuya, a la vez, al aumento de la actividad económica de sus pueblos. En todo caso, el III Foro Europeo de Desarrollo Rural servirá para constatar que hay que seguir afrontando con políticas renovadas al enorme desafío de acabar con el hambre y la pobreza rural.
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