domingo, 13 de marzo de 2011
Un aliado contra la celulitis
Sumergiéndonos en la historia observamos que desde tiempos del médico Hipócrates (460-377 a.C) se conoce la existencia de una especie de “sangre blanca” en el cuerpo humano. El venerado Padre de la Medicina occidental se refería sin duda a la linfa intestinal que habitualmente presenta un aspecto lechoso. Otro personaje importante de la antigüedad, médico y filósofo, como Aristóteles, cita en sus escritos la existencia de un “líquido incoloro” refiriéndose al aspecto más generalizado que tiene la linfa en nuestro organismo.
La linfa (“lympha”, agua clara del latín Lampidus, limpio) es el organismo que contiene en su interior los vasos linfáticos, y el conjunto de ellos forman el sistema linfático vascular, el cual resulta básico para la supervivencia y salud del cuerpo humano.
Además de este sistema vascular linfático, existen una serie de estructuras (órganos) linfáticas que desempeñan una misión primordialmente defensivo-inmunitaria, constituyendo todo ello el sistema linfático (orgánico y vascular) y una ciencia que lo estudia: la linfología. Dentro de estos órganos quiero destacar el Timo, la llamada glándula de la felicidad. Se trata de un órgano de consistencia blanda situado detrás del esternón. El Timo ejerce una clara influencia sobre el desarrollo y maduración del sistema linfático. También parece influir en el desarrollo de las glándulas sexuales y el crecimiento del individuo.
ORÍGENES
El drenaje linfático manual (DLM) fue descubierto de forma intuitiva y un poco visionaria por Emil Vodder y durante muchos años fue considerado un método alternativo o marginal, es decir, no académico. En la actualidad goza ya de una base científica bien estructurada, gracias a los años de investigación que médicos y profesores universitarios como S. Kubik, A. Castenholz, A. Gregl, JR Casley-Smith entre otros dedicaron a este tema.
Entendemos por drenaje linfático manual la activación manual de drenaje de líquido intersticial a través de hendiduras microscópicas en los tejidos (canales prelinfáticos) y de linfa a través de los vasos linfáticos.
El conocimiento de esta técnica requiere saber y entender no sólo los aspectos teóricos del método sino, ante todo, aprender bien las manipulaciones prácticas, tan diferentes a las del masaje convencional.
Proceso
El drenaje linfático manual utiliza una muy ligera presión combinada con suaves movimientos de bombeo en la dirección de lo ganglios linfáticos. Este proceso puede tardar desde 30 minutos (se trabaja en un área específica) hasta las 2 horas (cuando se trabaja todo el cuerpo).
El drenaje es utilizado en personas con celulitis, ya que se logra “vaciar” o descomprimir el tejido que tiene problemas en la circulación de sus tejidos internos.
Podríamos decir que el drenaje linfático manual “limpia” al tejido de la famosa y mal vista celulitis. Aquí abrimos una puerta que conecta el estrés con la celulitis. Nuevos estudios han revelado que el estrés oxidativo es otro de los factores que originan la celulitis, cuando el adiposito envejece, su actividad lipolitica (destructora de los depósitos de grasa) se ralentiza, dando lugar a la expansión del tejido adiposo. Esto significa el mal funcionamiento de las células adiposas por estrés. La relación sería, entonces, que si logramos la relajación por equilibrio del sistema nervioso, liberamos el estrés.
Entre los beneficios del Drenaje Linfático Manual hay una combinación perfecta: depura el tejido comprometido por la celulitis y estimula el sistema nervioso parasimpático permitiendo la relajación, dando lugar al buen funcionamiento de las células.
Fuente:( el litoral )
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