Por cuatro siglos antes de la guerra hispanoamericana de 1898, Europa era prácticamente el único destino de las muy codiciadas materias primeras de América Latina, desde oro y plata hasta caña de azúcar y especies. Entonces en el siglo 20 Estados Unidos tomó el lugar de Europa como principal importador de esas mercancías.
Ahora en el siglo 21 China está rápidamente alcanzando y desplazando a Estados Unidos y Europa en el comercio latinoamericano. En América Latina, elites empresariales y gobiernos de izquierda y derecha, hambrientos todos de inversión extranjera y divisas, dan la bienvenida a la oportunidad de hacer negocios con los chinos. Pero ambientalistas y progresistas de la región están preocupados acerca de la creciente influencia china, y denuncian que gran parte de esta inversión va a actividades ambientalmente insustentables y pone la soberanía local y nacional en entredicho.
"China es un importador neto de materias primas con vastas reservas de divisas que busca diversificar su provisión de recursos y asegurarse de activos a lo largo de la cadena de producción donde sea necesario”, según la página web Emerging Markets. "Y además, muchos países suramericanos tienen abundantes recursos naturales pero carecen de capital de inversión, y están ansiosos por cultivar nuevos socios de inversión y comercio, entre otras razones para romper una larga dependencia de Estados Unidos.” (i)
"Las implicaciones de este insumo repentino de capital chino son menos obvias”, advierte Emerging Markets. "Aunque estas entradas han servido como un gran impulso a corto plazo para las economías regionales, podrían exacerbar la dependencia excesiva a largo plazo en exportaciones de materias primas y dificultar la diversificación. Y encima de eso, es probable que el creciente comercio e inversión chinos en la región cambien el centro económico de gravedad de la región más lejos de Estados Unidos, y cada vez más hacia la Asia emergente, y China en particular”.
La inversión china en América Latina en años recientes es de escala asombrosa. De enero 2000 a enero 2010 las importaciones latinoamericanas hacia China aumentaron un 1,800%, mientras que las exportaciones chinas a la región subieron 1,153% en el mismo período. En 2004 el presidente chino Hu JIngtao predijo que el comercio de su país con la región llegaría a los $100 mil millones para 2010, pero alcanzó esa meta en 2007. Hoy China es el primer socio comercial de Brasil y Chile, y el segundo de Perú y Argentina.
Solo en los primeros diez meses de 2010 China realizó nueve grandes transacciones comerciales en América Latina con un valor total de $22,740 millones, según un informe del Banco Interamericano de Desarrollo, institución con sede en Washington DC. Estas incluyen la compra por parte de la China National Offshore Oil Company (CNOOC) de 50% de la empresa argentina Bridas Holdings por $3,100 millones. La CNOOC, fundada en 1982 y con sede en Hong Kong, es una compañía estatal pero con acciones en venta en la bolsa, con operaciones petroleras en diversas localidades, incluyendo Australia, Indonesia y Nigeria.
Bridas, fundada por la influyente familia Bulgheroni en 1948, es una de las mayores productoras de petróleo en Argentina y tiene operaciones internacionales tan lejos como en Asia Central. Y Bridas tenía además un 40% de Pan American Energy (PAE), que posee reservas de petróleo y gas en Argentina y Bolivia. Para el fin del 2010, Bridas, ya bajo el control de CNOOC, compró el 60% restante de Pan American, que pertenecía a BP, por $7,060 millones.
Otra de estas grandes transacciones de 2010 fue la inversión de $7,100 millones por parte de Sinopec en la subsidiaria brasileña del gigante español Repsol. La sociedad resultante es una de las mayores compañías energéticas de América Latina, con un valor de $17,800 millones. Sinopec, que en 2009 ocupó el noveno lugar en la lista Global 500 de la revista Fortune, es la mayor compañía petrolera de China, con operaciones en más de veinte países.
Los mayores tratos entre China y América Latina en 2009 incluyen uno de préstamo a cambio de petróleo de Petrochina con Petroecuador, empresa estatal petrolera de Ecuador; y un préstamo de $10 mil millones del Banco de Desarrollo Chino a la brasileña Petrobras. A cambio, Petrobras suplirá a Sinopec con 200 mil barriles diarios de petróleo por nueve años.
Latinoamérica también se está convirtiendo en importador de productos de China. Haier, fabricante de enseres domésticos de China, está vendiendo teléfonos y acondicionadores de aire en Argentina, los cuales pronto serán ensamblados en fábricas en Cuba y Venezuela.
Todos los indicadores muestran que la inversión china en América Latina continuará creciendo y diversificándose, según un artículo publicado en el diario argentino La Nación:
"Entre las oportunidades de inversión en la Argentina, el presidente de PAE y Bridas, Alejandro Bulgheroni, apuntó al sector de la energía eólica. Fan Jixiang, director general de la principal constructora china de hidroeléctricas, SinoHydro, dijo que impulsa proyectos en el país. El vicejefe ejecutivo de China Radio International, Ma Bohui, dijo que próximamente instalará una emisora en Buenos Aires. Gao Xiching, presidente del quinto mayor fondo soberano del mundo, China Investment Corporation, señaló oportunidades de inversión en la actividad forestal, autopistas, aeropuertos, puertos y trenes bala.” (ii)
China y Venezuela
China y Venezuela tienen relaciones comerciales particularmente estrechas. En septiembre de 2010 ambos países firmaron un trato en el que Venezuela recibe una línea de crédito de $20 mil millones a cambio de crudo: 200 mil barriles diarios en 2010, no menos de 250 mil en 2011 y 300 mil diarios para 2012. Esto significa que Venezuela pronto estará exportando sobre un millón de barriles diarios a China- aproximadamente equivalente a lo que exporta a Estados Unidos. (iii)
"Todo el petróleo que China pueda necesitar para consolidarse como una gran potencia está aquí”, dijo el presidente venezolano Hugo Chávez el 18 de septiembre al recibir los primeros $4 mil millones del acuerdo.
"China realizó además otras inversiones en Venezuela vinculadas a la explotación minera, que incluyen 50 proyectos para explotación de aluminio, bauxita, carbón, hierro y oro, así como otro acuerdo para ingresar en la faja Petrolera del Orinoco por 16 mil millones de dólares, que permitirá a PDVSA elevar la producción en casi un millón de barriles diarios”, escribe el analista Raúl Zibechi. También hay planes a ser completados en el año 2030 para "el desarrollo integral de ocho sectores: electricidad, transporte, minería, viviendas, finanzas, petróleo, gas y petroquímica. Y supone la construcción conjunta de taladros petroleros, plataformas, ferrocarriles que van a cruzar la faja del Orinoco y 20 mil viviendas en el sureste venezolano”.
Acaparamiento de tierras en Río Negro
Las preocupaciones de que la creciente presencia china esté socavando la soberanía local han llegado a su punto más alto en Argentina, donde el gobierno de la provincia de Río Negro firmó en 2010 un acuerdo con la corporación china Beidahaung Group para arrendar unas 320 mil hectáreas de sus mejores terrenos agrícolas para la producción de soya, trigo, colza y otros productos. La compañía, la cual es uno de los mayores dueños de molinos de arroz y procesadores de soya de China, invertirá en este emprendimiento $1,450 millones a lo largo de veinte años.
Este trato, que fue hecho público solo después de ser firmado, ha generado enorme oposición a nivel local y nacional. El Foro Permanente por Una Vida Digna, una organización local comunitaria, declaró: "nos oponemos al mega proyecto agroexportador instrumentado por el gobierno nacional y provincial que compromete 320 mil hectáreas de suelo y naturaleza rionegrina, a ser entregadas para la potestad de criterio de la República China; que viola nuestras leyes soberanas; que plantea una agricultura sin agricultores; que nos contamina con sus plaguicidas; que perjudica a ésta, y a las nuevas y futuras generaciones”.
La organización internacional GRAIN criticó el acuerdo en un informe publicado en enero de 2011, preguntando "¿Por qué el gobierno de la provincia está tan deseoso de pavimentar con todo tipo de privilegios (en beneficio de los inversionistas chinos) el camino de la negociación, sin considerar siquiera la urgente soberanía alimentaria de la región?” (iv)
Según el Grupo de Reflexión Rural de Argentina, "la instalación de un territorio para la producción de Soja RR por los chinos sin mayores mediaciones, significa un riesgo incomparablemente mayor que los simples impactos producidos por una agricultura química y a una gran escala. Este proyecto, de concretarse, significaría la conformación de un enclave en el propio territorio patagónico, a niveles similares a los que tanto la propia China como diversos países europeos, llevan adelante actualmente en el continente africano, comprando y apropiándose de inmensos territorios vaciados de sus poblaciones, para usarlos como granjas de producción intensiva de alimentos o forrajes”. (v)
El trato de Río Negro es parte de un fenómeno más amplio a nivel mundial documentado por organizaciones no gubernamentales como GRAIN, La Vía Campesina y el Oakland Institute, conocido como el ‘acaparamiento global de tierras’. Países densamente poblados, con escasas tierras agrícolas y economías emergentes, tales como China, India, Corea del Sur y los estados del golfo Pérsico, están comprando o arrendando terrenos agrícolas en países más pobres, principalmente en África y Suramérica, para asegurar su seguridad alimentaria. Y junto con ellos hay especuladores y fondos de inversión que ven las tierras agrícolas como una apuesta segura entre mercados volátiles.
China es el principal actor en este acaparamiento de tierras. "China es ostensiblemente autosuficiente en alimentos. Pero tiene una población gigantesca, sus tierras agrícolas están desapareciendo ante el avance industrial, sus suministros de agua están sometidos a graves presiones y el Partido Comunista tiene un futuro a largo plazo en que pensar”, dice GRAIN. "Con el 40% de los agricultores del mundo pero solamente un 9% de las tierras agrícolas mundiales, no debería causar sorpresa a nadie que la seguridad alimentaria sea uno de los puntos principales de la agenda del gobierno chino. Y con más de 1 billón 800 mil millones de dólares de reservas en divisas, China cuenta con bastante dinero para invertir en su propia seguridad alimentaria en el extranjero”.
El economista argentino Claudio Katz advierte de efectos negativos de la inversión china "Cuando (China) viene a países como Perú y Argentina establece términos de inversión que son como mínimo exactamente iguales a los que establece cualquier inversionista extranjero, asegurándose condiciones de rentabilidad, de bajos impuestos, de subsidios”. (vi)
"Es muy agresivo en exigir condiciones de libre comercio y de garantía de colocación de sus productos manufactureros, y esto es mortal para la industria latinoamericana que obviamente no puede competir con un país como China, que cuenta con bajísimos salarios”. Katz concluye que "si el perfil comercial de América Latina con China repite el perfil que tuvimos con Europa en el siglo XIX y con Estados Unidos en el siglo XX vamos a ser proveedores de materias primas sin elaborar, y al cabo de un período nos vamos a quedar con poca minería, con poca agua, con pocos recursos petroleros y alimenticios, y sin ningún grado de desarrollo industrial”.
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