Hage y Lynn se plantearon llevar el concepto de consumo local a su máxima expresión. O casi. La granja debe estar justo en la ciudad. Y lo está, en el número 1440 de Antonio Barbeau, en Ahuntsic-Cartierville. Se supone que está especialmente diseñada para producir más de 25 variedades de vegetales prescindiendo de herbicidas, fungicidas o pesticidas. La cesta de productos se compra a través de la página web de la compañía. Puede ser recogida en la propia granja o en puntos especiales de distribución.
El corazón de la empresa es la agricultura responsable, con un mínimo impacto en el medio ambiente. En su plan está una Canadá llena de granjas en los tejados, en las que el agua sea conservada, se evite el uso de productos químicos, se optimice la nutrición y el sabor de los alimentos, y se cree una relación directa y transparente con los consumidores. ¿Por qué en un tejado? Porque la tierra está siendo ocupada por construcciones. Y la que queda libre, está siendo sobreexplotada. Porque las granjas en los tejados son posibles y, todo apunta, viables.
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