Abre en el casco la primera empresa del municipio que proyecta viviendas solo con madera, piedra y barro
El arquitecto Javier Martínez Amigó coordina esta nueva sede junto a Beatriz Jiménez. Ambos diseñan casas ecológicas "que respetan la salud de sus habitantes y del planeta". Para ello utilizan materiales extraídos de la naturaleza como piedra, madera, barro o arcilla.
Para esta filosofía, el concepto de reciclaje es fundamental. "Proponemos construir con materiales que puedan ser reutilizados cuando termine la vida útil de la casa, decorar con pinturas ecológicas y con mobiliario reciclado", apunta Amigó. Para este joven especializado en rehabilitación por el Centro Internacional para la Conservación del Patrimonio (Cicop) y master en bioconstrucción por la Universidad Tecnológica de Lleida, "la clave para ser más sostenibles está en volver a construir como lo hacían nuestros abuelos".
Una vivienda ecológica puede ser más cara que una convencional, pero a largo plazo ofrece grandes ventajas. Además de ser más respetuosa con el medio ambiente y con la salud de sus ocupantes, su eficiencia energética permite, por ejemplo, amortizar la inversión inicial en materia eléctrica en 10 años. "En una casa convencional, en cambio, nunca se amortiza el gasto", sentencia el experto.
"Lo ecológico es más caro porque implica mayor trabajo artesanal y producción a menor escala. Pero si tuviéramos en cuenta los elevados costes que tiene deshacerse de los residuos que genera la demolición de un edificio, nos daríamos cuenta de que al final no solo es más sano y sino también más barato", añade Amigó.
Pese a todo, "en Canarias todavía estamos en la edad de piedra en este tipo de arquitectura", matiza. Amigó, al igual que algunos de sus colaboradores, lleva 15 años en el sector y asegura que en las Islas hay muy escasos ejemplos de casas ecológicas. "Casi todas las obras que se han hecho hasta ahora se reducen a reformas en viviendas y hoteles rurales", explica.
Lo que es seguro es que ningún edificio público se ha construido siguiendo sus preceptos. "Todavía queda mucho por hacer para que la gente conozca y comprenda los beneficios de este tipo de edificaciones", advierte el arquitecto y reconoce que "si la bioconstrucción se empleara para levantar un edificio emblemático, el movimiento cobraría otra dimensión". Por eso, al mencionarle la inminente apertura del concurso de ideas para el nuevo mercado de La Laguna, admite que "sería fabuloso plantear un proyecto alternativo, porque se trata de un espacio tan importante que podría marcar un punto de inflexión para la arquitectura canaria".
Entre los escasos ejemplos de viviendas verdes de las Islas figuran las 25 que fueron construidas en el Instituto Tecnológico y de Energías Renovables de Granadilla por el Cabildo tinerfeño. "Creo que todo lo que sume es bueno. En la Península hay otros casos más integradores, en los que se ha invitado a la comunidad a participar de la construcción. También hay otro en el que se plantaron cereales y se construyó un horno para que los vecinos hicieran el pan".
A pesar de que el Archipiélago todavía está lejos de este modelo, los profesionales canarios aseguran que en sus primeras semanas de andadura en su oficina de la calle Bencomo, en pleno casco, han comprobado "que la gente estaba deseando tener una opción".
Según comentan, entre sus primeros clientes hay dos perfiles diferenciados. "Hay gente de mediana edad, incluso algunos ya mayores, que quieren reformar casas y otros más jóvenes, de 30 a 35 años, que llegan con una conciencia más ecológica y buscan alternativas a lo habitual", concluye.
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