domingo, 22 de mayo de 2011
Debilidades, Problemas De Las Pymes En Relacion Al Medio Ambiente Y Responsabilidad Social
Quien actúa lo hace sin conciencia, sólo que medita es consciente
Es un hecho cierto, que son muchas las pymes del país que no se han identificado, ni comprometido con respeto a la no contaminación del medio ambiente, de manera, que su operatividad no genere problemas ambientales en el entorno donde lo hace, así como demuestren una buena responsabilidad social, mucho de esto se debe a la poca importancia que la gerencia le da a estos tópicos que se viene arrastrando por muchos años, y donde el Estado, la Comunidad, consumidores tienen un papel importante para garantizar la no contaminación.
Cuando se ha tratado este tema en las aulas, como en la investigación directa sobre esta realidad en el medio, se determina, que las PyMES no han concienciado el oportuno y necesario que es , por ejemplo, la Contabilidad Verde y el apego a normativas ambientales para entender la importancia de los recursos naturales, resaltando su contribución al bienestar de los seres humanos.
Las fallas y debilidades más lamentables de estas empresas es que:
* contaminan el aire, agua y suelo en el ámbito local.
* No han cumplido la normativa jurídica y constitucional que favorece la preservación y protección del medio ambiente y, por tanto, garantiza la calidad de vida de las personas.
* Han estancado la actuación ambiental a través del tiempo.
* No cumplen los objetivos fijados y el marco legal que rige en términos de protección y cuidado del medio ambiente.
* No han despertado ante las demandas y requerimientos del entorno y el aseguramiento de un futuro para las próximas generaciones.
* No tienen una cultura de desarrollo de la conciencia ecológica.
De modo, que la ignorancia y desde-adaptación de las Pymes con respecto a las normativas desarrolladas para la protección ambiental, de aceptación mundial (como la ISO 14000) y nacional (leyes que regulan la protección del ambiente y los recursos), están generando dos problemas que emergen con fuerza en este momento: el primero es la posibilidad de que un grupo importante de empresas del país ven limitado su acceso a mercados internacionales. A partir de 1990 algunos sectores no tradicionales han venido incrementando en forma sostenida su actividad exportadora. Donde por supuesto, hay que señalar, que muchos de estos sectores se caracterizan porque sus actividades tienen alto impacto ambiental. Por ello, el reforzamiento de las tendencias proambientales en los países desarrollados, y la poca atención al problema por parte de las empresas, está afectando sensiblemente las exportaciones venezolanas y, en consecuencia, afectan la balanza comercial y dificultan más el proceso de recuperación económica.
En segundo lugar, y no por ello menos importante, aparecen los problemas de impacto ambiental en las zonas de alta concentración industrial del país. Huelga decir que en Venezuela el parque industrial presenta una infraestructura deficiente para el tratamiento de los residuos industriales, hecho que se comprueba fácilmente en muchos estados como Carabobo, Mérida, Zulia, por mencionar algunos, donde se dan diferentes emisiones que han contaminado el aire , el agua, obligando a que se pongan en marcha el diseño de estrategias de prevención de la contaminación.
Evidencia, que las empresas con vocación exportadora han visto precisadas a desarrollar programas de gestión ambiental para satisfacer exigencias de sus mercados externos, en tanto, que las empresas volcadas al mercado interno presentan un gran desconocimiento en relación al problema.
Además, condicionantes tradicionales de la capacidad innovativa, como el sector industrial y el tamaño de la firma, parecen jugar un papel importante en cuanto a la sensibilización ambiental y la responsabilidad social ( Chudnosky, 1995 )..
Por otra parte, en Venezuela, sin duda, el costo de la financiación de este proceso de “reconversión” es bastante elevado. Por supuesto, adaptarse a estas nuevas trayectorias tiene, sin duda, un costo muy alto. Todo esto hace surgir interrogantes con relación a si las empresas tienen la capacidad para afrontar y asumir estos cambios por sí solas o si, por el contrario, deberán contar con fuentes de financiación que le permitan embarcarse en estos procesos de “reconversión”.
En relación con el primer punto, salvo contadas excepciones, la respuesta casi automática es no. Primero, porque las empresas del país son casi todas medianas o pequeñas. Segundo, si se parte de que la mayoría de las empresas presentan un cierto retraso tecnológico significativo, en algunos casos insalvables, los costes de estos procesos de reconversión deberán incidir en forma aún más significativa sobre estructura económica y por tanto , en su competitividad. Así, hay que pensar en la posibilidad de instrumentar programas y mecanismos de financiación.
Sugerencias
Definitivamente, comenta una participante del posgrado, involucrarse en la gestión ambiental se volverá una condición indispensable para todas aquellas firmas que procuren explorar mercados de exportación, actividad que surge como imperativa, en la actual coyuntura económica. Esta argumentación se basa en que, muy probablemente, las normativas de producción que se están difundiendo a nivel internacional podrán limitarse en barreras de entrada a los mercados de los países desarrollados.
Hay que entender, como primer aspecto, que si bien incorporar la gestión ambiental, significará desembolsos sustanciales para las empresas, que afectarán en forma importante su ya menguada posición competitiva en el corto plazo, puede inducir mudanzas importantes en su dinámica tecno-productiva, lo cual podrá reportar aumentos significativos en productividad y, en consecuencia, compensar estas inversiones, abriéndose la posibilidad de revertir la tendencia a tal punto de convertirla en oportunidad.
Por otra parte, independientemente de que la mayoría de las empresas estén orientadas hacia el mercado interno, hay que diseñar e instrumentar mecanismos que les permitan envolver dentro de las nuevas trayectorias tecnológicas y de gestión. Disminuir el derroche de energía e insumos, lo que constituye algo particularmente grave en el país, puede significar ahorros significativos para toda la estructura productiva y, de esta manera, propiciar un incremento significativo su capacidad competitiva.
Las empresas, por tanto, deben asumir la gestión ambiental como alta prioridad para:
Promover la responsabilidad en relación al ambiente, la seguridad y la salud
Proveer información adecuada en relación con los riesgos a la salud, la seguridad y al medio ambiente de productos y operaciones y recomendar medidas de protección y emergencia.
A partir de estos escenarios es necesario poner en práctica un amplio esfuerzo innovador el punto de partida es el conocimiento de las tendencias internacionales de la tecnología. Sin embargo, este esfuerzo no se puede reducir a la simple introducción de mejoras en el área técnica sino, también, a la introducción de mudanzas tanto en el nivel organizacional como de gestión de los recursos humanos.
La Pyme
* Fuentes:
.- Principios directores de la Responsabilidad Integral. Qualidade y Atuaçao reponsável: Gerencia en industria química no año 2000. Abiquo, 1995).
. . Apuntes de la cátedra de problemática Administración Venezolana, 2000
Fuente: ( pysnnoticias )
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