Estados Unidos, la principal economía del mundo, es también el principal consumidor de energía y petróleo del planeta. Demanda al día casi 25% del petróleo del mundo, unos 19,1 millones de barriles diarios de crudo. Importan aproximadamente 11,3 millones de barriles son importados, y el resto, uno 7,5 millones de barriles al día, son de producción propia. Y dentro de su matriz energética, el petróleo representa 40% de las fuentes de energía de Estados Unidos.
Y en Washington tienen claro que "los campos petroleros en Estados Unidos se vuelven cada vez más costosos porque el petróleo 'fácil de hallar' ya ha sido descubierto". En consecuencia para extraer el petróleo restante deben desarrollarse costosas tecnologías, circunstancia que es tenida en cuenta en el departamento de Energía de Estados Unidos.
Menos petróleo extranjero
Al cierre de 2010 Canadá, México, Arabia Saudita Venezuela y Nigeria fueron los cinco principales proveedores de crudo de Estados Unidos, enviando cada uno entre 980 mil y 1,98 millones de barriles diarios de crudo.
Washington pretende reducir esa dependencia de fuentes extranjeras tanto por los riesgos geopolíticos -como la situación en el Medio Oriente y Norte de África- como por el aumento de la demanda del crudo y sin olvidar los compromisos por el cambio climático y las emisiones de carbono. Por ello el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, fijó una meta de reducción de 33% en las compras de petróleo de Estados Unidos al extranjero para el año 2025.
Obama manifestó hace algunas semanas que "en el largo plazo es más probable que los precios de los productos petroleros tiendan al alza, más que a la baja" y agregó que "Estados Unidos no puede apostar su prosperidad y seguridad a largo plazo a un recurso (como el petróleo) que eventualmente se agotará".
Energía limpia
Estados Unidos traza su curso para reducir la dependencia del petróleo hacia dos metas: encontrar y producir más petróleo y gas en territorio norteamericano, sobre todo con exploración y producción desde Alaska hasta los costas del océano Atlántico; y apostar fuertemente a combustibles limpios alternativos más eficientes.
Ese plan ya está en marcha. Durante 2010 Estados Unidos registró la mayor producción de crudo desde el año 2003. Y en el ámbito gubernamental, se ordenó a los departamentos de Energía, de Agricultura y a la Armada norteamericana a que trabajen con el sector privado en el desarrollo de biocombustibles que puedan propulsar aviones militares y comerciales, y camiones de carga civil. El objetivo es lograr que el sector transporte, que consume 70% del petróleo que requiere Estados Unidos, pueda funcionar con biocombustibles.
La generación de electricidad también entra en los planes de Washington. Según la Casa Blanca, 40% de la energía eléctrica de Estados Unidos proviene de fuentes limpias, no obstante Obama considera que "con los incentivos correctos se puede duplicar el uso de energías limpias" para electricidad. En este apartado, la meta es que en 2035, 80% de la energía eléctrica consumida en Estados Unidos sea generada desde un amplio rango de fuentes: renovables como eólica y solar, o eficientes y menos contaminantes como el gas natural.
De la misma manera, Washington quiere "lograr que funcione la energía nuclear y el carbón" dentro de parámetros de seguridad y contaminación apropiados.
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