Investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Nueva York (EE.UU) y expertos de Bangladesh llevaron a cabo un estudio en este país asiático, cuya agua de pozo está contaminada con arsénico, y llegaron a la conclusión de que su consumo eleva el riesgo de muerte por problemas cardiovasculares, especialmente en el caso de los fumadores.
Para el estudio se analizaron los resultados en 11.746 hombres y mujeres de la región de Araihazar, Bangladesh, a los que se administraron muestras de aguas subterráneas de 5.966 pozos tras medir sus niveles de arsénico.
Luego de ajustar factores como la edad, el sexo y comprobar si los sujetos eran fumadores o no, los expertos hallaron que la dosis de arsénico y la muerte por enfermedades cardíacas estaba relacionada y que bastaba una dosis mucho más baja de lo que previamente se suponía.
La tasa de fallecimientos por problemas cardiovasculares entre individuos que habían bebido agua contaminada con niveles "moderados" de arsénico (de 12 a 864 partes de arsénico entre mil millones) fue de 271 por 100.000 años-persona, una medida que se calcula multiplicando la cantidad de sujetos sometidos al estudio y los años de seguimiento.
Por otro lado, hubo 214 muertes por 100.000 años-persona a causa de enfermedades cardiovasculares entre aquellos participantes que bebieron agua con "bajos" niveles de arsénico (menos de 12 partes de arsénico entre mil millones).
Cerca del 30 por ciento de las muertes registradas en el estudio se atribuyen a niveles moderados de arsénico en el agua, y los científicos llegaron además a la conclusión de que el riesgo de fallecimiento por problemas cardíacos aumentaba en el caso de los fumadores.
La forma en la que el arsénico se relaciona con las enfermedades cardiovasculares todavía no está clara, pero los expertos sugieren que el arsénico puede producir arteriosclerosis (endurecimiento de las arterias).
En un editorial que acompaña a la publicación del estudio, los profesores Allan Smith y Craig Steinmaus de la Universidad de Berkeley (California, EE.UU) sugieren que, en países con agua contaminada, los médicos deberían preguntar a sus pacientes por sus hábitos de consumo para que analicen sus pozos y comprueben que no están bebiendo agua de ese tipo.
"Será demasiado tarde si identificamos la exposición (al arsénico) después de diagnosticar las enfermedades, porque muchas de ellas son letales", concluyen
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