Para algunos científicos, habríamos pasado del Holoceno al Antropoceno, una época de la historia de la tierra marcada por el impacto de las actividades humanas.
El Antropoceno habría comenzado con el creciente impacto de las actividades humanas en los ecosistemas terrestres. (NASA) |
Después de que lo hizo el ganador del Premio Nobel de Química Paul Crutzen (en la revista Nature en 2002), ellos proponen la adición de un nuevo nivel en la escala del tiempo geológico: el Antropoceno. O sea, según ellos, el período actual.
Un período donde el hombre se ha convertido en la principal fuerza de cambio en el planeta, alterando los ciclos biológicos, geológicos y químicos y el equilibrio general del sistema de la Tierra.
Jacques Grinevald, quien escribió un libro sobre el tema en 2007*, considera que este concepto va más allá de la estratigrafía estricta, la disciplina de la geología que se ocupa del tiempo geológico, es decir, de la disposición y caracteres de las rocas sedimentarias estratificadas.
Para el ginebrino, historiador del desarrollo científico y tecnológico, el Antropoceno describe un período que comenzó después de la Revolución Industrial, con el desarrollo humano - demográfico y tecnológico- y que se caracteriza porque nunca antes un ser viviente había consumido energías fósiles (carbón, petróleo, gas natural).
“Hoy en día existe en la superficie de la tierra un animal extraño que se sale de los ciclos naturales en los que estaba confinado, cuando la humanidad se componía de menos de mil millones de habitantes”, explica el coautor de un artículo publicado esta primavera en Philosophical Transactions, revista de la prestigiosa Royal Society.
Criterio vinculado al ciclo de carbono
La variación de CO2 entre un período interglacial y un período glacial era de 100 pmm, explica. “Hoy hemos superado los 380 ppm, por encima del cien por ciento, y nos estamos dirigiendo rápidamente a 400-450 ppm y mucho más”. Es decir, desestabilizamos cada vez más el sistema climático…
Según Jacques Grinevald, este criterio ligado al ciclo de carbono es el que marca el inicio del antropoceno – la discontinuidad, el comienzo de la aceleración de los cambios, la ruptura con la estabilidad del Holoceno.
En realidad, existen varias escuelas y el debate sobre el inicio de esta época no está cerrado. “Discutir si es a finales del siglo XVIII o a mediados del XIX, en 1900 o en 1945 (la era nuclear), a escala geológica es una bagatela”, remarca Jacques Grinevald. “De todos modos, esto es muy reciente”.
Algunos científicos consideran que los seres humanos influyen en el clima por lo menos desde hace diez mil años. Pero Grinevald replica que ellos están más preocupados por tender una cortina de humo. “Tratan de sembrar la confusión para evadir la responsabilidad de nuestro modelo de sociedad termo-industrial ".
Jacques Grinewald, especialista en ecología global.
El objetivo: Australia, agosto de 2012
Pero según el profesor ginebrino, es muy poco probable que se apruebe la entrada oficial en la nueva era geológica en ese primer intento. “Los científicos que se ocupan de las ciencias de la tierra son muy conservadores. Sin embargo, la toma de conciencia se acelera, podemos verlo particularmente después de Fukushima”.
Cuando se le pregunta sobre la utilidad del concepto de Antropoceno, Jacques Grinevald responde que serviría para enmarcar un conjunto de debates que van en todas las direcciones en estos últimos años. Y para reunir las ciencias humanas y las ciencias naturales.
“El Antropoceno permite concentrase en un dilema muy simple: el desarrollo humano, tecnológico y demográfico es tal que nos hemos convertido en la fuerza natural y geológica más poderosa en la superficie de la Tierra. En términos de impacto, hemos superado al vulcanismo”.
Los ciclos naturales en lo desconocido
Empero, una vez adoptada, la nueva era geológica aumentaría la conciencia, estima Grinevald y señala que Crutzen escribió en 2002: el Antropoceno es la entrada a una terra incognita.
Antes esta situación sin precedentes, Jacques Grinevald constata que “el desafío filosófico, cultural, ético y político es enorme puesto que, aparentemente, nuestra cultura, nuestro sistema democrático y nuestros valores religiosos no están preparados”.
Pierre-Francois Besson, swissinfo.ch
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