La idea de abandonar la generación atómica de la energía está cada vez más presente en el debate cotidiano. Ante la inclinación por impulsar otro tipo de fuentes energéticas, economiesuisse, la plataforma de la iniciativa privada helvética, expresa ciertas inquietudes.
Esta cifra de cinco francos dada a conocer en días pasados -por el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), Greenpeace, Pro natura, la Asociación Tráfico y Ambiente y la Fundación Suiza de la Energía- sorprende porque los costes para producir electricidad con fuentes alternativas resultan mínimos para la economía doméstica.
Un kilovatio de electricidad verde deberá costarle a una familia solamente 0,1 centavo de más, según los cálculos ecologistas.
Con estas cifras, las asociaciones ambientalistas reconocen indirectamente que las discusiones sobre política energética -las cuales entrarán en un vivo debate parlamentario en junio próximo- no son sólo de orden ideológico. La diferencias se observan también en las consideraciones financieras y económicas.
Al respecto, economiesuisse, la federación que aglutina a los representantes de la economía suiza considera “irresponsable” la eventual renuncia prematura de la explotación atómica como fuente energética. Sin alternativa, el abandono de la opción nuclear tendría serias consecuencias para la industria helvética, advierte.
Excesiva dependencia del exterior
Al mencionar el caso germano, señala: “La decisión del gobierno alemán de cerrar las centrales nucleares y la intención de la Unión Europea de realizar pruebas de estrés a las plantas nucleares tendrán repercusiones en las importaciones de electricidad en Suiza. ¿Cómo obtendremos nuestro aprovisionamiento invernal a costes razonables?”, se interroga Näf, al recordar que desde 2001 Suiza debe importar corriente eléctrica para satisfacer las necesidades invernales.
Suiza no forma parte de la Unión europea, advierte al respecto la directora en la región francófona de Suiza de economiesuisse, Cristina Gaggini. En el diario 'Tribune de Genève' señala: “No estaremos entonces entre los primeros en recibir el suministro. O bien, deberemos pagar un precio más alto por ello”.
Grandes centrales, irrenunciables
Y si bien, las empresas ‘cleantech’ no sufrirán esos efectos, “los empleos y la competitividad del sector industrial suizo sufrirán daños”, considera Urs Näf.
De acuerdo con Hans Püttgen, director del Centro Energy de la Escuela Politécnica Federal de Lausana (EPFL), el aumento de los precios de la electricidad será sostenible para la economía doméstica, pero desastroso para las empresas. “Algunas se mudarán, otras se verán forzadas a cerrar”.
Si no se conceden autorizaciones para nuevas centrales nucleares (congeladas por el Ministerio de Energía tras el incidente en Fukushima), la salida será construir plantas de gas de ciclo combinado, estima economiesuisse. Plantas que generan dióxido de carbono, lo que contradice el objetivo de reducir emisiones, propuesto por el Parlamento.
Prosperidad económica
El grupo denominado ENERGIA NUOVA Berna señala que con la inversión en las fuentes renovables y en la eficiencia energética se puede crear cerca del 60% de empleos en un escenario más respetuoso con el medio ambiente que en el previsto con la construcción de grandes centrales.
“La nueva energía será concebida, producida y utilizada en Suiza”, explica Stefan Batzli de la Agencia para las energías renovables y la eficiencia energética, promotora de la iniciativa de los empresarios berneses.
Apuntar hacia las energías renovables, puntualiza Batzli, no costará más, al contrario. “La de origen nuclear es la tecnología más subvencionada en Suiza. No debemos, de hecho, olvidar que en los costes de la producción nuclear no están contabilizados los programas decenales de promoción y de investigación científica, ni los costes ligados al riesgo y al desmantelamiento de estas plantas”.
Pero, ¿cómo hacer frente a la penuria invernal? “Importando energía eólica del Mar del Norte y la solar del sur de Europa”, responde Batzli. “Esta energía, y no la nuclear como se hace ahora, deberá servir para alimentar al sistema de bombeo y a las turbinas.”
Para la transición de la energía nuclear a la generada con fuentes renovables se requieren cerca de 20 años, concluye Batzli. “Economía e industria tienen el tiempo necesario para afrontar esta “cuarta revolución industrial”. Los países que estén preparados para invertir conocimiento y capitales en este nuevo mercado no solo se asegurarán su propio aprovisionamiento, sino que se beneficiarán también a escala financiera”.
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