No hace mucho escribí que las cubiertas vegetales eran el futuro. Ahora me corrijo y afirmo que son el presente. Las razones son muchas, técnicas, mensurables y no cuesta más construir o sustituir un tejado tradicional por una cubierta vegetal. Hasta tal punto esto es cierto que ayuntamientos como el de París o el de Nueva York están pensando muy seriamente en ir, progresivamente, cambiando las azoteas en los edificios viejos que lo permitan por cubiertas vegetales. Son respetuosas con el medio ambiente, contribuyendo a un desarrollo sostenible. Mediante la fotosíntesis disminuyen el nivel de CO2, liberando oxígeno. Tienen un efecto positivo contra el calentamiento global del planeta. Ayudan a evitar el sobrecalentamiento artificial de las grandes urbes.
Tienen un gran poder de aislamiento térmico, con el consiguiente ahorro energético. Son aislantes acústicos. En estudios realizados en Detroit (USA) demuestran que ajardinar los tejados industriales y comerciales de esta ciudad equivale a retirar 10.000 camiones de la circulación. El estudio concluye que el ahorro en energía en los edificios supone dejar de emitir 702 gramos de carbono por m2 al año.
Estudios similares se han realizado en todas las ciudades europeas y los datos varían, pero son siempre concluyentes, hasta el punto de que no tardando mucho la legislación de muchos países va a terminar imponiendo por ley las cubiertas vegetales, y si no al tiempo. Es de lo poco que podemos hacer por reducir los parámetros de contaminación real y desproporcionada existente en las ciudades con costes mínimos o por lo menos no mayores que en la construcción tradicional.
Curiosamente estas mantas, tipo tepes, están compuestas de especies de sedum. Plantas muy comunes y resistentes a las sequías y a los hielos, que beben el agua de los cielos cuando llueve y soportan contrastes térmicos muy marcados sin ninguna queja. Estas diminutas plantas nos salvarán de nuestra propia tendencia a la contaminación.
Fuente: ( abc.es )
0 comments:
Publicar un comentario