lunes, 20 de junio de 2011

¿Es sostenible el crecimiento?

Rogelio A. Careaga


La historia económica de los países en desarrollo demuestra que aquellos cuyo crecimiento se ha basado principalmente en la producción de productos agrícolas o de minerales no han logrado un crecimiento sostenible.

La causa reside en la inestabilidad de la demanda internacional y en la gran fluctuación de precios de dichos productos. También la causa se halla en la variación de la oferta debido a condiciones climáticas impredecibles e incontrolables.

Los países que han logrado un desarrollo sostenible son los que utilizaron los ingresos de la exportación agropecuaria y mineral para promover su industrialización. El mejor ejemplo es el de Taiwán, que habiendo logrado una agricultura próspera no se contentó con ella y dirigió su política económica al fomento de la industria de mano de obra intensiva.

La producción industrial es menos susceptible de sufrir variaciones bruscas debido a factores impredecibles e incontrolables, y la variación de precios, tanto de sus insumos como de sus productos, es menos brusca que la de productos primarios. Pero la producción industrial tiene otras ventajas. La contribución más importante de la producción industrial se debe a que tiene un efecto multiplicador mucho más elevado que el de productos primarios. Esto significa que la producción industrial moviliza más mano de obra que la primaria, genera mayor valor agregado, estimula la formación de clusters o industrias afines y genera mayor demanda dentro del país.

Si se logra que la producción industrial sea eficiente y sus productos tengan precios que permitan su exportación, el límite de crecimiento ya no está dado por la demanda interna, sino por la de los mercados externos, o sea es ilimitada.

La limitación surge más bien por el lado de la oferta. Solo la disponibilidad de los factores de producción fijan los límites de expansión. Pero la formación de capital, uno de los factores de producción de gran importancia, está sujeto al control y propensión de los empresarios y del gobierno a realizar inversiones y a la posibilidad de obtener créditos a una tasa de interés y plazo razonables.

Sin embargo, la obtención de créditos para inversión industrial no resulta nada fácil en nuestro país. A diferencia de lo que ocurre en países con mercados financieros más sofisticados, donde los bancos basan la decisión de otorgar o denegar créditos en el flujo de caja de operaciones, en nuestro país los bancos exigen garantías reales excesivas y aún las personales de los empresarios.

Algunos bancos extranjeros piden autorización a sus casas matrices cuando la suma sobrepasa un límite que, por lo general, es bastante bajo. Muchos tienen pasivos de corto plazo y  consideran arriesgado crear activos de largo plazo al otorgar créditos con vencimientos de 3 a 5 años de plazo para inversiones industriales. No ocurre lo mismo con los créditos para la actividad agropecuaria. A este sector le resulta más fácil obtener crédito bancario, seguramente porque los plazos son más cortos y se liquidan en solo unos pocos meses. Puesto que un crecimiento sostenible se logra mediante la diversificación económica con énfasis en el desarrollo industrial, convendría que la banca estatal de segundo piso eleve el porcentaje de su cartera destinado al sector industrial.

Reales
En nuestro país, los bancos exigen garantías reales excesivas y aún las personales de los empresarios, a diferencia de otros países.

Efecto
La contribución más importante de la producción industrial se debe a que tiene un efecto multiplicador mucho más elevado.

(*) Ph.D. en economía (Stanford).

Fuente: ( abc.com.py )

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