Para combatir este cambio también se evalúa inyectar aerosoles en las capas altas de la atmósfera.
Los científicos pertenecen al Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (PICC), un organismo establecido en 1988 por la Organización Meteorológica Mundial y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, cuyo objetivo es proponer medidas de mitigación del cambio climático.
Christopher Field, de la Institución Carnegie para la Ciencia, de Estados Unidos, aseguró que, tras dos días de reuniones a puerta cerrada, llegaron a la conclusión de que una de esas "tecnologías complejas sería cambiar el color del brillo de las nubes", mientras la siembra de árboles sería una de las medidas más simples que se podrían tomar al respecto.
Field añadió que es necesario evaluar el impacto que podría tener esta tecnología "sobre el clima, los océanos, la gente y los sistemas terrestres", y dijo que aún están "en las etapas iniciales de estudio de estas nuevas tecnologías, para saber si realmente podrían ser útiles o no para responder al cambio climático".
Thomas Stocker, copresidente del PICC y catedrático de la Universidad de Berna (Suiza), informó que entre los modernos métodos figura también la posibilidad de "la inyección de aerosoles en las capas altas de la atmósfera y la estratosfera".
Mediante estas nuevas tecnologías "se podrían reducir los niveles de radiación solar sobre la vida terrestre y reducir los efectos del calentamiento global", apuntó Stocker.
Los científicos coincidieron en que el PICC está sometiendo estas nuevas tecnologías a una "evaluación comprensiva como diferentes opciones para la mitigación del cambio climático".
Según Ottmar Edenhofer, del Instituto Potsdam para la Investigación del Cambio Climático (Alemania), "queda claro que no existe una sola opción, no hay una fórmula mágica y todas las acciones deben ser analizadas".
La reunión del PICC, realizada en la Cancillería peruana, recibió una carta firmada por el Grupo de Acción sobre Erosión, Tecnología y Concentración de México, que afirma representar a 40 ONG de diversas partes del mundo.
En la misiva se denuncia que la "geoingeniería es un término que agrupa tecnologías que pretenden manipular intencionalmente grandes partes del planeta con el fin de bajar la temperatura del mismo y combatir el cambio climático", y se plantea que "ese es un enfoque altamente riesgoso, con grandes impactos y gran potencial de usos militares y hostiles contra los pueblos por parte de quienes controlan las tecnologías".
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