viernes, 24 de junio de 2011
HALLAN OCÉANO SALADO SUBTERRÁNEO EN UN SATÉLITE DE SATURNO
La sonda interplanetaria Cassini de la NASA, ESA y la Agencia Espacial Italiana, que desde 2004 investiga el sistema de Saturno, ha captado indicios de que en las profundidades de uno de los satélites del planeta se encuentra un océano de agua salada, donde las condiciones podrían favorecer la existencia de vida, informa la revista Nature.
En 2005 la sonda Cassini halló en Encélado, el sexto satélite por su tamaño de los 19 de Saturno, chorros de partículas de vapor hídrico y hielo, que salían al espacio cósmico a través de surcos paralelos cerca del Polo Sur del cuerpo celeste, las llamadas ‘rayas de tigre’.
El descubrimiento llevó a cuestionarse sobre la fuente de las emisiones. Los científicos examinarion varias hipótesis: unos sostenían que bajo la superficie de Encélado existía un océano con agua salada y otros opinaban que los chorros se formaban a partir de las fuentes secas, incluida la sublimación del hielo seco (CO2 congelado). La composición química del hielo que proviene de Encélado quedó clara en 2009, cuando los científicos analizaron el anillo E, uno de los anillos de Saturno, formado por partículas de hielo escapado, pero no se reveló su origen.
Recientemente los investigadores pudieron analizar las muestras de hielo que atrapó la sonda durante sus tres acercamientos a Encélado en 2008 y 2009. Estas partículas que ‘capturó’ el detector de polvo cósmico de la sonda, que se desplaza a una velocidad de 6 a 17 kilómetros por segundo, se evaporaron inmediatamente después de que los componentes de la sustancia fueran sometidos a análisis químico.
Resultó que cerca del 90% de las partículas se asemejan por su composición al agua oceánica y contienen grandes cantidades de sales, así como potasio y sodio. Sin embargo, las anteriores investigaciones del anillo E habían mostrado que sus partículas prácticamente no contienen estas sustancias. Este fenómeno también obtuvo su explicación: las partículas pobres en sal se expulsan a unas velocidades mayores que las cargadas con sal y metales, y llegan a formar el anillo E.
Los nuevos datos evidencian que el océano en Encélado está ubicado en el centro del núcleo rocoso del satélite y su superficie helada, a una profundidad de unos 80 kilómetros. Esta agua lava las sales del núcleo y se eleva hacia la superficie. Cuando en la cáscara helada del cuerpo celeste se forman grietas, la presión bajo la superficie baja bruscamente y el agua empieza a evaporarse y escapar al espacio, donde se congela. Las capas de hielo por fin tapan las grietas y la evaporación se suspende hasta la aparición de una nueva fisura.
Según informó Nicolas Altobelli, el colaborador del grupo de Cassini en la Agencia Espacial Europea, este descubrimiento es un importante testimonio de que en los satélites de los gigantes gaseosos pueden existir condiciones que favorezcan la aparición de la vida.
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