Tan sólo en las 7,000 islas de Filipinas hay 25,000 metros cuadrados de arrecifes coralinos. Foto DPA |
Con gran asombro, se encontraron con que la mercancía que había llegado a Manila y a Cebú eran 21,000 piezas de coral negro y más de 100 tortugas disecadas. Y es que pese a estar completamente prohibido, este comercio es un negocio floreciente.
Una empresaria fue detenida en Manila como receptora y cliente. Al parecer, la mercancía debía ser mandada a Taiwan: algunas partes de tortugas se usan en la medicina tradicional china, y los corales negros -coralarios que crecen en cuevas o a más de 100 metros de profundidad- tienen un esqueleto negro o marrón que se trabaja para hacer joyas.
La organización ecologista WWF habla de una "violación de los océanos". Para poder reunir una cantidad semejante de coral como la que se encontró en los contenedores confiscados se tienen que haber agotado como mínimo 200 kilómetros cuadrados de arrecifes coralinos, según estimaciones de biólogos marinos.
"Este golpe contra los contrabandistas sólo es la punta de un iceberg", dice Jose Ma Lorenzo Tan, director de WWF. "Nuestra riqueza marina es saqueada desde hace siglos", agrega.
La directora de autoridad para zonas de protección y animales salvajes, Mundita Lim, admite que Filipinas es un imán para contrabandistas y cazadores furtivos, pues el gobierno no tiene dinero para vigilar los 36,300 kilómetros de costa.
Filipinas es uno de los seis países que se encuentran en Triángulo de Coral. Consta de un territorio marino de 5.7 millones de kilómetros cuadrados comprendidos entre Malaisia y las islas Fiyi y está considerado como el "Amazonas de los Océanos", pues es uno de los mares más ricos en especies.
Tan sólo en las 7,000 islas de Filipinas hay 25,000 metros cuadrados de arrecifes de coral. Los biólogos marinos están horrorizados por su estado: sólo un uno por ciento de los arrecifes está íntegro y el 60 por ciento se encuentra gravemente dañado", comenta Tang, que hace submarinismo y además es fotógrafa de la naturaleza.
La política Loren Legarda exige más control y seguimiento riguroso de los contrabandistas. "Nuestro país tiene el gran privilegio de estar bendecido por una diversidad de especies fascinante. Pero como estas reservas naturales han sido destruidas, ésta está más amenazada que otras regiones del mundo", dice.
"Existen leyes que prohíben el robo y la venta de corales, pero las personas que son descubiertas, reciben penas mínimas", comenta Fernando Hicap, presidente de la asociación de pescadores Pamalakaya. "Los arrestos van de seis a dos años y las multas desde 200 a 20,000 pesos" (máximo de 320 euros/455 dólares).
Incluso ahora el gobierno está alarmado. "Llamamos a todo el mundo a esforzarse al máximo por la diversidad de especies y a no comprar más joyas hechas de coral negro", proclama el portavoz del presidente, Edwin Lacierda.
"El gobierno también tiene que hacer algo contra la extrema pobreza que asola al país", considera Tan. Muchos pescadores ganan tan poco dinero que se ven obligados a trabajar en el comercio ilegal de corales.
No es suficiente con la protección de los corales. "No se puede salvar águilas y búfalos marinos, se tiene que salvar todo el bosque. Por eso, no sólo se deben proteger las ballenas y corales, sino que se debe proteger el mar en su totalidad".
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