domingo, 10 de julio de 2011

Australia gravará la emisión de carbono de los más contaminantes

CANBERRA (Reuters) - Australia desveló el domingo su mayor reforma económica en décadas con un plan para gravar las emisiones de carbono de los más contaminantes del país, relanzando las esperanzas de una acción climática mundial más enérgica, con el mayor programa de comercio de derechos de emisión fuera de Europa.


La primera ministra, Julia Gillard, dijo que 500 compañías, incluyendo fabricantes de acero y aluminio, pagarían una tasa de 23 dólares australianos (unos 17,3 euros) por tonelada de carbono a partir del próximo año, que se elevará un 2,5 por ciento cada año, pasando a un programa de derechos de emisión en 2015.

"Es el momento de proseguir con esto, vamos a conseguir hacerlo", dijo Gillard tras una difícil batalla para lograr apoyo político al proyecto, que ha polarizado a votantes y empresas. Antes de que acabe el año está prevista una votación parlamentaria sobre el programa.

Australia es el peor emisor de gases con efecto invernadero per capita del mundo desarrollado por su fuerte dependencia del carbón para la generación de electricidad. Está previsto que las emisiones crezcan en la economía en auge sin un coste de carbono, dice el Gobierno.

El partido Laborista de Gillard, que depende del apoyo de Verdes e independientes para una mayoría de un escaño en la cámara baja, se juega mucho con el proyecto. Su popularidad se ha hundido a mínimos récord por el programa.

Tras desvelarse los detalles después de meses de espera, Gillard intentará ahora convencer a los votantes opuestos al plan antes de una votación parlamentaria, tratando de evitar una campaña en contra de las empresas más afectadas.

"Es absolutamente crítico que el Gobierno lo venda con eficacia", dijo Tony Wood, director del programa de energía en el Instituto Grattan, un 'think tank' político.

Las acciones del sector textil y de energías limpias australianas estarán previsiblemente entre las ganadoras, y las aerolíneas y las mineras entre las perdedoras del plan, pero analistas dijeron que los mercados financieros en general se tomarán la política con calma.

RECORTE DE 160 MILLONES DE TONELADAS

El plan aspira a reducir las emisiones nacionales un 5 por ciento con respecto a los niveles de 2000 en 2020, lo que significaría un recorte de unos 160 millones de toneladas.

El paquete ya tiene el amplio apoyo de Verdes e independientes, aunque algunos parlamentarios dijeron que tenían que apoyar medidas adicionales para proteger a los productores de acero y los empleos en la vital industria del carbón.

El Parlamento rechazó dos veces anteriores intentos por tasar el carbono en 2009 y cualquier nuevo revés en una votación prevista para octubre amenazaría seriamente el Gobierno de Gillard.

El peligro es que una enérgica campaña de la oposición conservadora y grupos empresariales opuestos a la tasa pueda erosionar el apoyo público y asustar a partidarios políticos antes de las elecciones previstas para 2013.

"Esta tasa va a subir y a subir con el tiempo. Creo que este paquete va a intensificar el problema de confianza que ha acosado a la primera ministra. Este paquete desde luego emplaza las próximas elecciones a convertirse en un referéndum sobre el impuesto al carbono", dijo el líder de la oposición conservadora, Tony Abbott.

Abbott se ha apoderado de los temores de los votantes de un nuevo impuesto y mayores costes de un plan que aspira a transformar cómo genera y utiliza la energía el país en su economía.

Para neutralizar la oposición, Gillard dijo que más de 24.000 millones de dólares australianos que se recaudarían de las ventas autorizadas de contaminación en los próximos tres años irían a parar a los hogares a través de generosos recortes fiscales de más de 15.000 millones de dólares.

El proyecto australiano cubrirá el 60 por ciento de la contaminación por carbono, dejando aparte las emisiones exentas de agricultura y vehículos ligeros.

También podría ayudar los esfuerzos mundiales por combatir la contaminación por carbono, que se han estancado en gran parte desde que el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, descartara el año pasado un proyecto de ley federal sobre el clima durante este mandato. Fuera de la UE, sólo Nueva Zelanda tiene un programa de carbono nacional.


Fuente: ( Swissinfo )

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