Un equipo internacional de científicos logró secuenciar el genoma del demonio de Tasmania, un animal que sólo puede encontrarse en esa isla de Australia y que está seriamente amenazado por un cáncer facial.
La información genética es crucial y se espera que permita desarrollar con éxito un programa de reproducción en cautiverio para salvar a esta especie, que se encuentra en vías de extinción.
El cáncer, conocido como Tumor Facial de los Demonios (DFTD por sus siglas en inglés) tiene una característica extraordinariamente inusual: es contagioso y para transmitirlo basta un mordisco, el apareamiento o el mero contacto.
"Imaginen un cáncer humano que se contagiara sólo con dar la mano. Erradicaría nuestra especie rápidamente"
Stephen Schuster, Universidad Estatal de Pensylvania
"Imaginen un cáncer humano que se contagiara sólo con dar la mano. Erradicaría nuestra especie rápidamente", señaló Stephan Schuster, investigador principal del estudio y profesor de bioquímica y biología molecular en la Universidad Estatal de Pensylvania, en Estados Unidos.
El demonio de Tasmania (Sarcophilus harrisii) es conocido por su grito escalofriante. A pesar de que mide generalmente no más de 60 cms de longitud, su ferocidad y temperamento llevaron a los primeros colonos europeos a llamar a este animal "el demonio". Es el marsupial carnívoro más grande del planeta y suele alimentarse de otros pequeños mamíferos y reptiles, además de comer los restos de todo tipo de animales muertos.
Cáncer infeccioso
En 1996, un fotógrafo de vida silvestre captó la imagen de un animal en el noreste de Tasmania con un extraño crecimiento en el rostro.
El cáncer facial se contagia por simple contacto.
El bulto resultó ser un cáncer que se estaba esparciendo con la velocidad de un rayo. En 2007, expertos en conservación estimaron que la enfermedad ya había acabado con el 90% de los demonios de Tasmania en el noreste de la isla y se estaba extendiendo hacia el oeste.
Sólo se conoce otro caso de cáncer transmisible por contagio en el reino animal, una enfermedad que infecta los genitales de perros.
El cáncer facial que afecta a los demonios de Tasmania forma tumores en torno a la boca impidiéndoles alimentarse y causando la muerte por inanición.
Actúa como un virus y se cree que se extiende a partir de una única célula cancerosa que apareció en un ejemplar hace varias décadas.
Esperanza genética
"Elegir a ejemplares con la mayor diversidad genética possible es crucial para preserver con éxito a una especie"
Los investigadores, de Australia, Dinamarca y EE.UU., secuenciaron el genoma de dos demonios de Tasmania: un macho sano llamado Cedric y una hembra enferma llamada Spirit. También descifraron segmentos del ADN de otros 175 individuos.
Los animales procedían de los dos puntos más alejados entre sí de la isla.
"Elegir a ejemplares con la mayor diversidad genética posible es crucial para preservar con éxito a una especie", explicó Schuster.
Los científicos esperan que los genomas permitan identificar qué individuos deben ser colocados en un programa de protección en cautiverio para ser reintroducidos a su medio natural una vez que la epidemia sea controlada.
El demonio de Tasmania es famoso por su grito escalofriante y feroz. Es el mayor marsupial carnívoro del planeta.
El equipo de investigadores también secuenció uno de los cinco tumores en el rostro de Spirit, en busca de pistas que permitan entender por qué el sistema inmunológico de estos animales es incapaz de reconocer las células cancerosas como extrañas y atacarlas.
La gran esperanza es que la genética permita salvar a los demonios de Tasmania de la extinción. Pero entender la debilidad de su respuesta inmunológica puede ser vital también para otros animales.
Para la experta en genética Elizabeth Murchison, del Instituto Welcome Trust Sanger en el Reino Unido, "la mayor preocupación es que el cáncer salte a otras especies de marsupiales".
Los resultados de la investigación fueron publicados en la revista científica estadounidense Proceedings of the National Academy of Sciences.
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