Toda la estructura interna de la casa es de madera. «Usa la mitad de energía cuando se construye y necesita la mitad de energía cuando se habita», asegura. Además del aislamiento que aporta y los 300 m2 de cubierta vegetal, Cebreiros ha instalado un sistema de agua caliente y calefacción por suelo radiante, alimentado por seis paneles solares térmicos apoyados por una caldera estanca de gas de condensación que está sumergida en un acumulador de 1.000 litros de agua. «Así –prosigue–, no se pierde calor, ya que todo el exceso de calor de la caldera calienta el agua».
Agua de la lluvia
La casa donde vive César con su familia, de los arquitectos Beltrán y Blázquez, no necesita iluminación de día: un gran lucernario en el tejado común a las tres plantas que aprovecha el hueco de la escalera mantiene, junto con los ventanales, toda la casa llena de luz. De noche, con LED, el consumo es mínimo.
Además, tiene dos tanques que juntan 10.000 litros que se llenan con el agua de lluvia sobrante de las cubiertas vegetales y que utilizan para el riego por goteo del jardín. Con lo que recogen a lo largo del año les da para todo el verano.
En cuanto a eficiencia energética y ahorro, están satisfechos con los aislamientos de muros, con 14 cm de lana de roca, y fachada, revestida de paneles de Termopiedra. Junto a todo ello, las cubiertas verdes son para Cebreiros la solución más ecológica y eficiente para climatizar la casa. Los 10 cm de lámina de agua que llevan, al mantenerse frescos en verano, impiden que entre el calor. En invierno, el que la temperatura del agua no baje de los 10 grados evita que se enfríe la casa.
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