“Vivimos tiempos realmente emocionantes”, comentó el director del CERN en alusión a los primeros resultados del LHC, el acelerador de partículas más grande del mundo. La máquina comienza a colmar las esperanzas depositadas en ella.
El inicio del acelerador de 6 mil millones de francos, recordémoslo, fue bastante problemático. Pocos días después de su puesta en marcha en septiembre de 2008, tuvo que ser suspendido debido a un corte de energía que afectó el sistema de refrigeración. Como la máquina funciona a una temperatura cercana al cero absoluto, tomó un año reparar y especialmente enfriar la parte concernida del tubo.
No fue sino hasta noviembre de 2009 cuando los detectores lograron registrar las primeras colisiones de haces de partículas que circulan en direcciones opuestas. Desde entonces, el doble anillo es cada vez más potente.
Milagro
Un milagro hecho posible por la reja de cálculo planetario establecida por el LHC, que conecta centros de cálculo en todo el mundo y ha sido capaz de realizar regularmente hasta 200.000 operaciones de análisis de física simultáneamente.
Todo ello, en un campo como el de las partículas, en el que un descubrimiento es el resultado de un ejercicio prolongado. Los investigadores deben analizar grandes cantidades de datos en busca de procesos poco frecuentes.
Shakesperiano
La primera pregunta es si el bosón de Higgs existe o no: "to be or no to be", resume Rolf-Dieter Heuer, que cree que la respuesta llegará a finales del 2012. Se necesitará al menos ese tiempo para lograr colisiones suficientemente energéticas y masas de datos suficientemente importantes. Cuando alcance la plena capacidad, el LHC producirá veinte veces más colisiones de partículas que hoy en día.
Y pronto no habrá muchos lugares donde el bosón de Higgs podrá ocultarse. En la actualidad, hay buenas razones para creer que su masa es de entre 115 y 140 GeV (Giga electrón-voltios), lo que haría una partícula más bien pequeña, y por lo tanto, más difícil de detectar.
Los últimos misterios
De todos modos, hoy en día, ese modelo ya no lo explica todo. Por ejemplo, ¿por qué la materia visible parece constituir menos del 5% de la masa del universo? Y ¿qué son la materia y la energía negras que componen el resto? La primera, muy probablemente, está hecha de partículas aún desconocidas, mientras que la segunda sería una fuerza antigravedad que hace que, en lugar de frenarse, como debería hacerlo normalmente, el movimiento de expansión del universo se acelere.
Sobre la materia negra la respuesta podría venir del espacio, a través del espectrómetro AMS-02, instalado hace tres meses en la Estación Espacial Internacional y cuyos datos serán analizados por el CERN y luego comparados con aquellos obtenidos por los detectores del LHC.
Y no hay que olvidar la antimateria -que el AMS-02 también está equipado para localizar-, que existía en cantidades enormes en los primeros tiempos del universo. Si el CERN sabe fabricarla, los físicos todavía se preguntan por qué el mundo está hecho de materia y no de antimateria, y si existe realmente una perfecta simetría entre las dos.
Con todo ello hay material suficiente para un buen número de nuevos congresos científicos.
Traducción, Marcela Águila Rubín
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