La inversión en nuevas tecnologías en el sector agrícola de América Latina podría impulsar la producción y ayudar a garantizar la seguridad alimentaria de la región. Así lo sostiene un informe presentado hoy en San José de Costa Rica por la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), la FAO y el Instituto Interamericano de Agricultura (IICA).
El estudio afirma también que este tipo de inversión –que correspondería en su mayor parte a los Estados– podría convertir al rubro agrícola en un motor del desarrollo regional.
En una entrevista con Radio Naciones Unidas, Rafael Trejos, gerente del Centro de Análisis Estratégicos del IICA, explicó que existen tecnologías que pueden mejorar de manera importante los rendimientos de los cultivos.
“Nuevas tecnologías como la biotecnología, desarrollar las aplicaciones de nanotecnología en la agricultura, siembra directa, hay una serie de tecnologías que tienen que ver específicamente con los rendimientos”, dijo el experto.
Además, destacó que las innovaciones tecnológicas ayudan a contrarrestar los efectos degradantes de ciertos cultivos, como la soja, en los suelos.
“Hay las nuevas tecnologías que desarrollan variedades que son más amigables con el ambiente, variedades que pueden asumir mejor el estrés hídrico”, apuntó Trejos.
El estudio afirma también que este tipo de inversión –que correspondería en su mayor parte a los Estados– podría convertir al rubro agrícola en un motor del desarrollo regional.
En una entrevista con Radio Naciones Unidas, Rafael Trejos, gerente del Centro de Análisis Estratégicos del IICA, explicó que existen tecnologías que pueden mejorar de manera importante los rendimientos de los cultivos.
“Nuevas tecnologías como la biotecnología, desarrollar las aplicaciones de nanotecnología en la agricultura, siembra directa, hay una serie de tecnologías que tienen que ver específicamente con los rendimientos”, dijo el experto.
Además, destacó que las innovaciones tecnológicas ayudan a contrarrestar los efectos degradantes de ciertos cultivos, como la soja, en los suelos.
“Hay las nuevas tecnologías que desarrollan variedades que son más amigables con el ambiente, variedades que pueden asumir mejor el estrés hídrico”, apuntó Trejos.
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