En época de fiestas, como la que se acerca, solemos usar muchos términos que, por lo general, no sabemos bien qué significan, pero los usamos. Veamos algunos de ellos.
Navidad: Esta palabra proviene del latín nativĭtas; es la natividad de Jesucristo. El término también se utiliza para hacer referencia al día en que se celebra: el 25 de diciembre (para las Iglesias católica, anglicana, ortodoxa rumana y algunas protestantes) o el 7 de enero (para las Iglesias ortodoxas que no adoptaron el calendario gregoriano).
Pesebre: También llamado Nacimiento, Belén, Portal o Pasitos en los diferentes países y regiones de habla hispana, es la representación plástica del nacimiento de Jesucristo, que se suele exponer durante la Navidad en hogares, iglesias y muchos centros públicos, como escuelas, organismos oficiales, comercios, etcétera.
Clericó: Es una bebida que pertenece a la tradición paraguaya; lleva vino tinto o blanco y frutas cortadas; no pueden faltar la piña y la banana. Pero cada familia va adaptando esta bebida con las frutas preferidas por cada cual. Se suele ofrecer a todo aquel que llega a ver el pesebre.
Guirnalda: Es una corona abierta por un extremo, fabricada con flores, ramas u hojas. Se llama también así la tira tejida de flores y ramas que no forman un círculo. Generalmente, la utilizamos para decorar parte de la casa o el árbol navideño.
Muérdago: Es una planta que todos asociamos sin querer con las Navidades. Colgada sobre nuestras puertas o adornando el árbol de Navidad, lo vemos año tras año, normalmente de plástico. En otros países, se lo considera de mucha suerte o mágico. Las historias sobre el muérdago son innumerables desde la prehistoria; relatan que los sacerdotes y magos lo utilizaban para protegerse de los rayos, de la maldad, de las enfermedades, para ayudar a las mujeres a la concepción, para hacerse invisibles, para curar heridas...
Misa de gallo: ¿Por qué se llama así la misa que se celebra el 24 de diciembre como término de la vigilia de Navidad? Porque esa misa se solía celebrar “ad galli cantus”, o sea, al canto del gallo; de donde le quedó el sugestivo nombre, que nada tiene que ver con el hecho de que en algunos países acostumbraran comer gallo al horno en la cena de Nochebuena.
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