Alcohol y celos
Los hechos son más o menos conocidos. El fin de semana de Acción de Gracias de 1981, el matrimonio Wagner-Wood se trasladó a la isla de Catalina, en California. Natalie invitó a Christopher Walken, compañero de rodaje en su última película, «Proyecto Brainstorm». Tras tomar numerosas copas, el grupo se trasladó al yate Splendour, acompañados también por el capitán Davern. En el barco tuvo lugar una violenta discusión entre el matrimonio en la que él la acusaba de haber tenido una aventura con Walken. El alcohol elevó la tensión y la actriz, agotada por tanta bronca, decidió retirarse a su camarote. Pero nunca llegó a él. Desapareció en el Pacífico donde pereció ahogada. El cuerpo sin vida se localizó a varias millas de distancia. La Policía y el forense que llevó el caso, el controvertido Thomas Noguchi, dictaminaron que todo había sido consecuencia de un trágico accidente. Como éste afirma en sus memorias «Cadáveres exquisitos», responsabilizó al alcohol de la actuación de Wood que habría caído del barco intentando sin éxito agarrarse a un bote salvavidas del Splendour. Noguchi también descubrió que en la sangre de la protagonista de «West Side Story» había restos de barbitúricos. Todas estas revelaciones del médico –además de las presiones de Wagner y Sinatra– provocaron que fuera despedido a los pocos días. Noguchi se vengaría contándolo todo en sus memorias.
Tres décadas más tarde, los interrogantes han continuado y Natalie Wood no ha podido descansar en paz. ¿Accidente? ¿Suicidio? ¿Asesinato? Desde hace años el capitán ha señalado a Wagner como responsable del suceso, una opinión que también comparte Lana Wood, hermana de la actriz, algo que explicó en sus peculiares memorias «Natalie». La teoría también fue secundada por Suzanne Finstad en su libro «Natasha. The biography of Natalie Wood». Wagner se defendió en dos libros: una biografía autorizada de su mujer firmada por Gavin Lambert y sus propias memorias. Pero la pelea quedó en empate técnico hasta la llegada de otro volumen de recuerdos, en este caso «Goodbye Natalie, Goodbye Splendour», dictado por el capitán Davern a su amiga Marti Rulli. Allí, el marino se desdijo de todo lo declarado anteriormente y señaló a Wagner como responsable directo de todo aquello. «Cometí errores por no decir la verdad en el informe policial», asegura ahora. Quien ha guardado un prolongado silencio sobre el tema es el otro gran protagonista de la velada. El actor Christophen Walken no ha hecho ninguna declaración pública sobre el tema, a excepción de una entrevista en la edición estadounidense de la revista «Playboy» donde no aclaraba los entresijos de toda aquella polémica.
Por otra parte, la familia Wagner guarda un discreto silencio sobre el tema desde que ayer saltó a la luz. Un portavoz, Alan Nierob, asegura que «aunque nadie en la familia Wagner ha sido informado por la oficina del alguacil del condado de Los Ángeles, ellos apoyan completamente los esfuerzos» por esclarecer la muerte. Además, la familia Wagner «confía» en que se evaluará si la nueva información relacionada con el deceso de la actriz «es válida» y si procede de una «fuente creíble» o de «otras que simplemente tratan de sacar provecho del 30 aniversario de su trágica muerte». Wagner puede estar tranquilo. La policía de Los Ángeles explicó ayer que el caso permanece abierto, pero que Robert Wagner no está siendo investigado como sospechoso del caso. La policía volverá a investigar nuevas pruebas con técnicas inéditas hace 30 años.
Cuando Natalie fue enterrada, su funeral fue un punto de encuentro de la alta burguesía de Hollywood, con la presencia de estrellas como Gene Kelly o Frank Sinatra. Fue un verdadero mazazo para todos, especialmente para Wagner cuya imagen llorando ante el ataúd dio la vuelta al mundo.
Por ahora todo se reduce a especulación. Natalie reposa en el cementerio de Westwood Memorial, muy cerca de Marilyn Monroe, el otro gran misterio de Hollywood.
Dennis Davern sostiene que aquella noche Robert Wagner tardó en llamar a las autoridades para denunciar la desaparición de la actriz. También se sabe que algunas embarcaciones cercanas escucharon la voz de una mujer pidiendo ayuda, pero la oscuridad y el ruido de una fiesta cercana hacía imposible saber quién estaba en peligro. En su informe de la autopsia, Noguchi recuerda que la atriz cayó al agua vistiendo un anorak muy pesado. Si no hubiera estado borracha, mantiene Noguchi, habría podido quitárselo y salvarse.
Robert Wagner y Christopher Walken, además de ser dos de los hombres de la vida de la actriz fureron los que compartieron sus últimas horas. Con Wagner la relación siempre fue tumultuosa, aunque lo suficientemente adictiva como para reincidir con él en el altar. Le dejó en su testamento la mansión en Beverly Hills, el yate, documentos por valor de diez mil dólares, cuadros, joyas... Walken, siempre marcado por su físico, tan especial, conoció a la estrella durante el rodaje de la cinta de ciencia ficción «Proyecto Brainstorm», en el que trabajaban cuando ocurrió la desgracia. En el filme colaboró también su esposa, Georgianne, aunque en un papel menor.
Fuente: ( la razon )
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