domingo, 22 de enero de 2012
¿Por qué los mosquitos pican a unas personas y a otras no?
Las mosquitos hembra localizan a su presa con una combinación de olfato y visión.
Sus antenas tienen 72 receptores de olor diferentes y 27 de ellas están sintonizadas para detectar químicos en su sudor. Estos incluyen dióxido de carbono, 1-octen-3-ol y nonanal.
Los mosquitos pican más a la gente que tiene concentraciones más altas de esos compuestos en su sudor.
Continuamente hay experimentos para dar con repelentes que bloqueen esos olores.
Las moscas y otros insectos no orinan.
Como son pequeños, los insectos tienen una proporción alta de área de superficie al volumen y para poder sobrevivir en ambientes secos han desarrollado varias adaptaciones para conservar agua.
Una de ellas es su sistema excretorio. En vez de riñones, los insectos usan una red de tubos llamados "túbulos de Malpigio".
Estos toman el nitrógeno sobrante de la proteína digestiva y lo convierten en una pasta de ácido úrico. Eso pasa al recto, donde se mezcla con la parte no digerible de la dieta del insecto.
Cualquier rastro de agua es reabsorbido por el recto y lo que queda es virtualmente una bola seca.
Los insectos que toman néctar, sin embargo, consumen más agua de la que necesitan y sí expelen el exceso. Pero es discutible si eso cuenta como orina, pues sólo tienen un orificio para excretar: técnicamente es más bien diarrea.
En todo caso, el agua es pesada, así que las mariposas y las abejas generalmente se deshacen de ella antes de despegar.
Ese olor es llamado petricor -del griego petros, piedra, e Ikhôr, componente etéreo, mitológicamente, la esencia que corre por las venas de los dioses-. También se le conoce como geosmina, que en griego sería "aroma de la tierra".
Es causado por el químico Dimetil-9-decalol, una sustancia que se encuentra en la la capa de esporas de ciertas especies de bacterias actinomycetes y streptomyces.
Estas bacterias son omnipresentes en la tierra en todo el mundo y en condiciones húmedas forman filamentos.
Cuando el suelo se seca, producen esporas y la próxima vez que llueve, las esporas salen volando por los aires lo suficientemente alto como para que las podamos respirar.
Aquellas esporas que no respiramos, vuelven a caer en la tierra húmeda y forman filamentos.
Con la Tierra girando a casi 1.700km/h en el Ecuador así que uno pensaría que todos nos la pasaríamos mareados... ¡imagínese un tiovivo yendo a esa velocidad!
Pero no es la velocidad lo que nos afecta sino la aceleración, como cualquiera que haya usado un auto de carreras puede atestiguar.
Y el "relajado" giro de la Tierra produce una aceleración unas 100 veces menos fuerte que la de un tiovivo.
Con todo y eso, la rotación de la Tierra puede hacerse sentir, vía un fenómeno llamado "efecto Coriolis", en nombre del matemático francés Gaspard-Gustave Coriolis.
A quien esté parado en cualquier cosa que esté rotando le parecerá que una fuerza misteriosa está sacando de curso a cualquier cosa que se mueva a lo largo. Por ejemplo, si una persona en un tiovivo trata de lanzar una pelota para que caiga en un bote al otro lado del tiovivo, notará que la pelota constantemente se va para otro lado.
La "fuerza misteriosa" realmente no existe. Cualquier persona que esté observando la escena verá que lo que ocurre sencillamente es que el balde se está moviendo mientras la pelota está en el aire.
Pero para quienes están en el objeto que gira, parece muy real, y su efecto tiene que ser tomado en cuenta cuando se calcula la dirección que tomarán los huracanes o los misiles.
La mayoría de los diamantes que se encuentran en la Tierra se formaron bajo su corteza, en el manto superior.
Éste es el único lugar en el que la presión y la temperatura son lo suficientemente altas para permitir que un diamante se cristalice.
Para llegar a la superficie, tienen que ser llevados por las rocas que los rodean por los canales volcánicos profundos que se extienden hasta el manto.
Ese viaje normalmente toma entre 1.000 y 3.300 millones de años.
Pero en 2007 diamantes diminutos fueron encontrados incrustados en un pedazo de zircón de hace 4.250 millones.
Y ni siquiera esos son los más viejos pues se han encontrado diamantes incrustados en un meteorito que es de hace al menos 5.000 millones. Eso es más antiguo que nuestro Sistema Solar y significa que los diamantes se formaron durante las últimas etapas antes de la muerte de otra estrella o en un planeta que se desintegró cuando su estrella explotó.
Fuente: ( BBC MUNDO )
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