Detectar y tratar adecuadamente el Trastorno de Hiperactividad y Déficit de Atención (THDA), permitirá que el adolescente mejore notablemente su calidad de vida.
Cualquiera llega a distraerse de vez en cuando, a veces un ruido repentino desvía nuestra atención, o algunos colores muy brillantes atraen nuestra mirada. Incluso tal vez con frecuencia la conversación de la mesa de al lado capte un poco nuestra atención y olvidemos lo que nuestro acompañante está conversando.
Pero cuando estas distracciones se vuelven tan frecuentes que no te permiten realizar las actividades cotidianas y vivir una vida normal, entonces el foco rojo queda encendido y es necesario ahondar en el asunto.
Los jóvenes muy inquietos y con alto nivel de energía, que además tienen dificultades para concentrarse en la escuela y el trabajo, y que incluso tienen problemas para mantener una conversación y socializar con otros, muy probablemente padezcan el THDA.
Entendiendo el concepto
El THDA es un término dado al comportamiento asociado a la capacidad de atención limitada. Inquietud, agitación, hiperactividad, distracción, impulsividad y falta de atención o incapacidad para concentrarse.
La falta de sueño, los problemas de aprendizaje, los tics nerviosos y la depresión muchas veces se confunden con el Trastorno de Hiperactividad y Déficit de Atención, por lo que es recomendable que antes de emitir juicios se lleve a cabo una evaluación profesional que arroje los resultados correctos. Adolescentes distraídos e impulsivos
El Trastorno de Hiperactividad y Déficit de Atención inicia desde muy temprana edad pues se da conforme el cerebro se va desarrollando, sin embargo, es común encontrar adolescentes que no fueron tratados adecuadamente durante su infancia.
Si te identificas a ti o alguien que conoces en las siguientes afirmaciones, muy probablemente padezcan este desorden:
• Prestas poca atención a los detalles o las direcciones.
• Renuncias a tus actividades a mitad del camino.
• Eres desorganizado y olvidadizo.
• No sigues una conversación completa.
• Estás en constante movimiento, incluso si estás sentado.
• Interrumpes a otros o gritas las respuestas en clase.
• Te metes en conversaciones donde no estás incluido.
• Hablas en voz alta y no esperas a que los demás respondan.
El THDA es una enfermedad crónica que de no tratarse adecuadamente puede desembocar en problemas de drogadicción y alcoholismo, bajo rendimiento escolar o problemas para conservar un trabajo, habla con tus papás al respecto y toma cartas en el asunto.
¿Cómo es el tratamiento?
El THDA sólo puede ser diagnosticado por un profesional de la salud, como es el caso de un psiquiatra.
Aún así, no existe un examen específico, sino que la evaluación se basa en el comportamiento que el paciente presenta, su historial médico, los antecedentes familiares, las evaluaciones escolares y el medio ambiente en el que se desenvuelve.
El tratamiento que se recomienda, por lo general, incluye un medicamento que ayuda a controlar los síntomas y a suavizar la conducta.
Éste va acompañado de técnicas de manejo de conducta, como crear una rutina clara y consistente a seguirse diariamente, evitar los elementos estimulantes y distractores como el celular, la televisión o los video juegos, involucrarse en grupos estructurados como equipos deportivos o clubs, y pedir ayuda a amigos y familiares para poder fijar la atención en las tareas diarias.
Cerca de la mitad de los niños y adolescentes con THDA siguen teniendo síntomas hasta su vida adulta; sin embargo, comienzan a ser capaces de controlar su comportamiento.
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