La explicación es que los tábanos se sienten atraídos por la luz polarizada reflejada, ya que estos insectos utilizan este fenómeno para identificar tramos de agua donde pueden aparearse y poner sus huevos.
«En nuestro último trabajo –prosigue Akesson– hemos probado si un patrón de rayas reduciría el atractivo para los tábanos y para nuestra sorpresa, hemos encontrado que un patrón de pelaje rayado es aún menos atractivo para estos insectos que para los de pelaje blanco».
Ventaja evolutiva
«Por lo que la ventaja evolutiva de tener un abrigo de rayas –continúa la experta– es muy alta, y esa puede ser la razón por la que las cebras desarrollaron sus rayas». Sobre todo, si éstas son finas.
«Estos insectos prefieren morder en la superficie de las rayas negras. Y son menos atraídos por las rayas delgadas. De este modo, las cebras con rayas más finas evitan mejor las picaduras de los tábanos», añade. Si bien con el fin de que el ciclo de la vida continúe, las rayas de estos animales solípedos (cuadrúpedo provisto de un único dedo) originarios de África por muy estrechas que sean siguen atrayendo, aunque mínimamente, a estos insectos.
Esta investigación quizá también explicaría por qué durante el desarrollo de la cebra, como sostienen diferentes estudios, ésta es completamente negra.
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