La Hipoterapia o la Equinoterapia son alternativas pseudocientíficas y eficaces herramientas terapéuticas. (Foto: siggakr) |
La Hipoterapia o la Equinoterapia son alternativas pseudocientíficas basadas en la estimulación muscular, articular y relacional que hacen del caballo una eficaz herramienta terapéutica. Lejos del desconocimiento de muchas personas, para aquellos que comprenden el proceso, saben que la unión entre la persona y el animal crea un vínculo capaz de sanar o mejorar aquello que nuestro cuerpo demanda y necesita.
Otorgar esperanza a través de las terapias con caballos es un hecho claro y comprobado. Las investigaciones muestran sus efectos. Simplemente con el contacto entre persona y caballo, los ritmos cardiacos de ambos se sincronizan. Ya no se trata de dos entes por separado. Ahora existe una unión donde cada movimiento repercute en la persona, y cada movimiento, decisión y actitud de la persona repercute en el caballo.
Uno de los principios terapéuticos de estas terapias es precisamente este tipo de movimientos. El patrón de locomoción del caballo es bastante similar al de la marcha humana. En cada paso que ofrece el caballo, un impulso es enviado a nuestra medula espinal, que a su vez va a estimular el cerebro y distintas partes del cuerpo. Fundamentos como el calor, el volumen o la altura permiten también una mayor estimulación cerebral.
La relación afectiva que se establece con el caballo ayuda a personas con problemas de adaptación social y autoestima a superar sus conflictos. A veces, resulta complicado encauzar la propia vida. Montar y dominar noblemente a un ser con más fuerza y tamaño nos permite comenzar a dominar nuestros propios pasos, sentimientos y actos.
Un tratamiento basado en la Hipoterapia conlleva una mejora en la autoestima, en el control de las emociones y en la autoconfianza. La atención y la memoria son más aspectos que también se estimulan, junto con el sentido del equilibrio, la coordinación, los reflejos y la planificación motora en general.
El vínculo entre caballo y persona aporta sosiego, comunicación y confianza. Los caballos nos enseñan a reconocer nuestro lenguaje corporal, a ser conscientes de los mensajes que emitimos a los demás en nuestro día a día. El caballo es capaz de poner a prueba a la persona en cada contacto que se establece con él. Sin confianza, un caballo nunca acompañará ni montará a nadie. Solo la confianza puede hacerle ceder y es así como enseñará a mostrar claridad de intención.
El caballo tiene enormemente desarrollada su capacidad de percepción. Siente y percibe los distintos niveles energéticos a grandes distancias y reacciona por tanto, ante la energía que desprendemos al sentir emociones, y frente al lenguaje corporal que expresamos sin ser conscientes de ello.
0 comments:
Publicar un comentario