martes, 21 de agosto de 2012
Láser frío podría ayudarnos a detectar inteligencia extraterrestre
Se le considera una versión de láser, pero opera a temperatura
ambiente y la comunidad científica lo conoce como "máser".
Los máser se inventaron antes que el láser, pero en su día las
investigaciones se abandonaron, porque para generar estos rayos de luz de
microondas se requieren potentes campos electromagnéticos y complejos sistemas
de refrigeración.
Pero un reciente artículo de la revista Nature presentó una versión
más simplificada del máser gracias al uso de una materia cristalina.
Este método podría permitir el uso de estos intensos rayos de microondas en
distintas aplicaciones, que van desde el diagnóstico médico hasta la
astronomía.
Los máser nacieron de una idea planteada por el físico Albert Einstein: que
en algunos materiales, la energía podía ser concentrada en un rayo de ondas
electromagnéticas oscilando en sincronía.
El primer máser, nombre que deriva de la frase "amplificación de microondas
mediante emisiones de radiación estimulada", se creó en 1953. Posteriormente,
estos rayos se usaron, por ejemplo, en la primera retransmisión de televisión
transoceánica.
Pero la ciencia se dedicó más a trabajar en la búsqueda de materiales para
amplificar la luz visible que las microondas, lo que llevó a tres investigadores
a hacerse con el Premio Nobel de Física en 1964.
Fue así como el láser se volvió omnipresente, su diseño se perfeccionó y
proliferaron sus aplicaciones.
Sin embargo, la relativa complejidad de los máser los ha relegado a un nicho
reducido de usos.
Los máser todavía se utilizan casi para las mismas cosas que los primeros
prototipos: en aplicaciones como relojes atómicos, así como amplificadores de
señales leves de comunicación procedentes de sondas espaciales.
Pero ahora investigadores del Laboratorio Nacional de Física (NPL) del
Imperial College de Londres, en Reino Unido, han reinventado el modo en que se
producen los máser, proyectándolos en un material llamado p-terphenyl,
infiltrado por cadenas de moléculas llamadas pentaceno.
Su diseño relativamente nuevo utiliza luz amarilla emitida por un láser
actualmente en el mercado para inyectar energía en el material, produciendo así
microondas sincronizadas a temperatura ambiente y en aire, sin necesidad de usar
potentes imanes o complejos sistemas de refrigeración y aspirado.
Mark Oxborrow, investigador a cargo del proyecto, explicó que el diseño es un
"nuevo tipo de aparato electrónico", cuyas aplicaciones podrían, como el láser
mismo, ir más allá de lo imaginable cuando se inventó.
La clave del valor de los máser no reside en su habilidad de producir un rayo
útil como los láser, sino su capacidad de amplificar de una manera limpia, sin
añadir mucho ruido.
Este es el motivo por el que se usa para detectar señales débiles procedentes
de misiones en el espacio tan distantes como las sondas Voyager, a miles de
millones de kilómetros de distancia.
Las microondas atraviesan muchos materiales que la luz no puede traspasar,
como las nubes y la piel, lo que significa que, más allá de las
telecomunicaciones y las aplicaciones espaciales, los sistemas con máser podrían
mejorar sistemas de diagnóstico así como detectores de explosivos.
"Quizás la aplicación que sería más relevante es la de escáneres corporales
más sensibles", le dijo Oxborrow a la BBC. "La sensibilidad importa en los
escáneres corporales, porque detectar un tumor que hace metástasis es muy
útil".
El investigador dijo que también podría usarse para amplificar señales
distantes.
"Vamos a soñar: podríamos hacer telescopios de radio con muy poco ruido, 100
veces más sensitivos que los mejores de hoy en día… Este tipo de máser podría
usarse para detectar inteligencia extraterrestre que hasta ahora no ha sido
detectada".
Fuente: BBC Mundo
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