Cada cuatro años en Estados Unidos surgen las críticas por
parte de los políticos de que el país está a merced de los caprichos de
gobiernos y de los productores de petróleo y aumentan las quejas sobre el alza
en el precio del combustible.
La economía de EE.UU. está estrechamente ligada al transporte -tanto de
bienes como de personas- que se alimenta principalmente de petróleo. Aunque el
país ha incrementado la producción nacional de crudo, todavía es muy dependiente
de las importaciones.
No es sorprendente que en un ambiente de poco crecimiento económico y alto
desempleo, el tema del costo y la disponibilidad de fuentes de energía se vuelva
central en la actual carrera presidencial.
Tanto el presidente Barack Obama como su rival republicano, Mitt Romney,
hablan de una independencia energética, una especie de autosuficiencia que
estimularía la economía y libraría a EE.UU. de los vaivenes del mercado
internacional de hidrocarburos.
Pero ambos candidatos plantean fórmulas diferentes para alcanzar esa meta.
Los analistas también difieren en si es posible lograrla y, en algunos casos, si
es recomendable tenerla como objetivo.
Seguridad y economía
La independencia energética es vista por Obama y Romney como crítica para la
seguridad nacional. La reducción de importación de petróleo extranjero combinada
con una expansión en la producción nacional es una estrategia común.
Donde se distancian es en cuánto más ampliar las perforaciones en tierras y
aguas nacionales, cuál sería el papel del gobierno en el subsidio de la
producción de esta energía -a qué sectores favorecer- y cómo regular el impacto
ambiental.
"Obama ha hecho más que cualquier presidente
en años recientes para reducir nuestra dependencia de petróleo extranjero.
Importábamos 57% del petróleo que consumimos y ahora estamos en 42%"
Daniel Weiss, Centre for American
Progress
"Esa independencia energética está muy distante, pero está más cerca que hace
unos años", comentó Daniel Weiss, analista de energía y protección ambiental del
Centre for American Progress, CAP, un instituto de análisis progresista en
Washington.
Eso, dijo el analista, se debe a que el gobierno de Barack Obama ha aumentado
la producción de crudo en el país a 2.100 millones de barriles anuales en los
últimos tres años, comparados a 1.800 millones anuales de su antecesor, George
W. Bush.
Weiss señaló a BBC Mundo que el presidente está combinando esa producción
adicional con una serie de políticas basadas en exigir a la industria automotriz
a que duplique el rendimiento de los vehículos por galón de gasolina para el año
2025, explorar nuevas fuentes alternativas de energía más baratas y limpias, y
fomentar la ampliación de sistemas de transporte público.
"Obama ha hecho más que cualquier presidente en años recientes para reducir
nuestra dependencia de petróleo extranjero", aseguró. "Importábamos 57% del
petróleo que consumimos y ahora estamos en 42%. Sigue siendo demasiado, pero es
una mejora del 25% en tres años".
Producir más crudo podrá traer beneficios económicos y seguridad a Estados
Unidos pero no reducirá los precios de gasolina pues estos están basado en un
mercado internacional que está controlado por la Organización de Países
Exportadores de Petróleo OPEP.
Falacia
Romney propone abrir más tierras públicas para la exploración
petrolífera
Si hubiera correlación entre la producción nacional de crudo y los precios de
gasolina, Canadá -uno de los grandes exportadores- "tendría precios muy bajos de
gasolina pero está sufriendo las mismas alzas que nosotros", explica Weiss.
La idea de ser energéticamente independiente "es una falacia", afirmó a la
BBC Kenneth Green, especialista del American Entreprise Institute, AEI, un
centro de investigación conservador en Washington.
"No tiene mucho sentido en un marco económico de política pública racional",
expresó. "No nos preocupamos de ser independientes en cuestión alimentaria o en
el mercado de bienes electrónicos, ¿por qué, entonces, con la energía?"
"No nos preocupamos de ser independientes en
cuestión alimentaria o en el mercado de bienes electrónicos, ¿por qué, entonces,
con la energía?"
Kenneth Green, American Enterprise
Institute
Kenneth Green sostiene que esas ideas provienen de una filosofía muy
arraigada en la consciencia del estadounidense que no se quiere sentir
dependiente de nadie, sobre todo de grupos o carteles como OPEP que manipulan el
mercado.
"Por eso es que tiene resonancia cuando alguien nos dice que nos vamos a
desentender del petróleo árabe o de cualquier otro productor que no simpatiza
con nosotros".
Para Green, la clave está en encontrar maneras en que el mercado energético
funcione mejor, más libremente, menos distorsionado para que se tengan las
mejores indicaciones sobre los precios y determinar el tipo de energía que se
quiera consumir, a qué costo y qué compromisos hacer con respecto al impacto
ambiental.
"De lo que realmente nos beneficiamos es de la interdependencia del comercio
y la especialización del trabajo", añadió.
Aún así, dentro de una perspectiva de crecimiento económico, si EE.UU. puede
producir suficiente petróleo como para volverse exportador, significaría fuentes
de empleo y divisas para el país y el gobierno. "El sector energético es el
único que ha crecido en esta recesión y ahí es donde hay experiencia y
tecnología lista para poner en marcha", dijo el experto de AEI.
Norteamérica independiente
El gas de pizarra es una industria creciente pero el método de
extracción es polémico.
El plan que propone Mitt Romney no es para que específicamente Estados Unidos
sea autosuficiente sino para crear una zona independiente de Norteamérica
-Canadá, EE.UU. y México- que comercie libremente con el crudo.
Pretende abrir más tierras y aguas nacionales para la perforación y continuar
con los subsidios y créditos impositivos a las petroleras. Aunque Kenneth Green
reconoce que los riesgos ambientales no son "triviales", asegura que en EE.UU.
hay un extenso historial de éxito en la explotación de petróleo, con pocos
derrames. La mayoría de accidentes, dice, suceden durante el transporte del
crudo.
También el desarrollo del gas de pizarra que se extrae de la fracturación
hidráulica de la roca -conocida como "fracking"- podría convertir a EE.UU. en un
gran exportador de gas y de petróleo pues satisfaría con creces el consumo
internos. "Esa sería una definición de independencia o, por lo menos, de
seguridad energética", dijo Green.
"El verdadero secreto de la independencia no
es producir más petróleo sino consumir menos, usándolo más eficientemente. Ahí
es donde está la verdadera ganancia"
Daniel Weiss, Centre for American
Progress
Aunque el gas natural bien podría utilizarse como combustible de automóviles,
Daniel Weiss de CAP advierte que tanto la extracción del gas por "fracking" como
transferencia desde los suministros a los automóviles generan emisiones de
metano que son más potentes y dañinas para el medio ambiente que el CO2.
Weiss rechaza además la proyección de Romney que la independencia
norteamericana se lograría en 2020 porque el plan no contempla la reducción del
consumo de petróleo.
"El verdadero secreto de la independencia no es producir más petróleo sino
consumir menos, usándolo más eficientemente. Ahí es donde está la verdadera
ganancia", manifestó.
La manera para lograrlo es haciendo que los autos vayan más lejos, ofreciendo
alternativas de transporte público, cambiando a motores que sean impulsados con
biocombustibles y electricidad y desarrollando fuentes de energía solar y
eólica, explicó el analista.
"Estas innovaciones son las que crean más empleos, reducen dramáticamente la
contaminación ambiental y nos liberan de un combustible muy volátil en el
mercado como lo es el petróleo", concluyó.
La política energética en Estados Unidos tiene que abarcar y satisfacer el
ideal de independencia, abundancia de combustible a precios moderados y una
semblanza de protección ambiental pero, en realidad, es la ideología de los
partidos la que la impulsa.