La gran mayoría de las ranas del planeta ponen sus huevos en el agua. Pero hay otras que lo hacen fuera de ella para protegerlos de los potenciales depredadores, peces, entre otros.
Pero esta estrategia tiene otros riesgos. Los huevos necesitan mantenerse húmedos. Si no llueve los embriones se secan y mueren. A pesar de esto, durante años, la rana arbórea Dendropsophus ebraccatus, logró extender su especie usando esta estrategia. Pero una reducción de lluvias en el centro de Panamá podría obligarla a cambiar este comportamiento. Justin Touchon, investigador del Instituto de Investigaciones Tropicales en Panamá, dijo que ‘el cambio climático podría estar modificando la evolución de los anfibios para adaptarse a la escasez de precipitaciones’.
EL ESTUDIO
Para llegar a esta conclusión el científico del Smithsonian evalúo los registros de precipitaciones que lleva la Autoridad del Canal de Panamá. Con esto comprobó que la reducción de lluvias guardaba una estrecha relación con las predicciones de cambio climático para esta área de la ciudad de Panamá. Desde 1972 las lluvias se volvieron más esporádicas. Hay, incluso, más época seca en medio de la estación lluviosa que antes, explicó Touchon, a la revista American Naturalist.
El problema es serio. Las lluvias son un disparador de reproducción para las especies de ranas que ponen sus huevos fuera de los ambientes acuáticos. Si las lluvias no son constantes, los embriones pueden morir en un sólo día, deshidratados.
La rana Dendropsophus ebraccatus tiene una ventaja sobre otras especies. Puede poner sus huevos tanto en el agua como en la vegetación. Y esto, por supuesto, le ofrece más opciones de sobrevivir, explicó Touchon, al portal digital de la BBC Mundo.
Pero, ¿qué harán aquellas que sólo pueden reproducirse en la vegetación? Su comportamiento reproductivo debe sufrir alteraciones para adaptarse al cambio climático, cree el investigador del Smithsonian.
Los anfibios son muy vulnerables a las condiciones ambientales. Los animales necesitan de cierto grado de humedad para lograr reproducirse y sobrevivir exitosamente.
OTRAS AMENAZAS
Como si esto fuera poco, las ranas, los sapos y las salamandras son los más amenazados del planeta. La mitad de más de 6 mil especies están al borde de la extinción por una extraña enfermedad propagada por el hongo Batrachochytrium dendrobatidis.
La mortal enfermedad no permite el paso de electrolitos en la piel. Y esto varía las concentraciones en la sangre lo que produce una insuficiencia cardíaca en las especies. Los científicos están buscando hasta debajo de las piedras la cura a esta enfermedad, que avanza a pasos gigantes llevando a la desaparición a especies, incluso, que no han sido documentadas por la ciencia.
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